jueves, 22 de julio de 2010

No me cansaría.

¿Sabes algo? Daría la mitad de lo que tengo por tenerte 24 horas. 24 horas completas, con su amanecer, mediodía, atardecer y anochecer. Después alargaría la madrugada. Prepararía una cena ligera y te escribiría poemas a base de caricias con mis índices sobre tu espalda y tu pecho. No me cansaría de escribirte, sobre papel, sobre tus labios.
Te iría a buscar al trabajo y te regalaría la más grande de mis sonrisas. Y "Hacerte feliz" sería la primera de las frases que aparecería en todos los días de mi agenda. Así es como concibo la vida contigo, así es como contemplo yo mis días a tu lado.

sábado, 17 de julio de 2010

No me he marchado y ya te echo de menos.

Algo tan sencillo como que me gustaría invertir mi tiempo en mirar continuamente a tus ojos y en besar tus labios con los ojos entreabiertos, mientras vuelvo a confiar en la vida porque tú has vuelto a ella.

Sentir (contigo).

Sentir un desgarro por dentro cuando te vas, cuando nos despedimos, cuando abro un poquito mas los ojos y se que nos vamos a distanciar otra vez.
Sentir una magia difícil de describir cuando nos vemos por segunda vez y siento como si hubiéramos formado siempre el uno parte del otro.
Sentirme algo más sola cuando te das la vuelta y no puedo gritarte que te quiero y que te voy a echar de menos (mucho) porque dentro de unos días cojo un autobús que me va a alejar de ti (otra vez).
Sentir que esto era algo que nos debíamos: un encuentro más, un paseo lento, una cena y un cine compartido, unas risas y unas caricias nocturnas, unas miradas dentro de un coche bajo la luz de unas farolas nuevas y un montón de palabras que nos tocan el corazón y nos humedecen los ojos, como si por casualidad tuviéramos el poder de cambiar las cosas. Pero no.
Sentir que todo me cala muy hondo cuando te veo y tengo ganas de abrazarte para no soltarte más. Sentir que quiero enseñarte que la vida conmigo puede ser muy bonita y que te cuidaría como a nadie.
Sentir que la vida no acaba recompensando a quienes merecemos una oportunidad más.
Sentir que te voy a recordar toda la vida, y que el día de ayer va a ser un número importante en el resto de mis calendarios.
Sentir que te quiero ver, ahora, mañana... sentir que quiero que estés ahí. Que me digas en voz alta "Quédate este verano en Madrid" . Y que te regale el último beso antes de decirte adiós.

lunes, 12 de julio de 2010

Conversación de autocar.

Mientras el recorrido del autobús iba llegando a su fin, porque recordemos que yo no soy chica de aviones ni de ferrys, sino de autocares de toda la vida, el viajero de al lado charlaba pausadamente por teléfono. Me ha parecido un hombre tranquilo y sosegado, y al darme cuenta que estaba hablando de la vida en general, con toque filosófico y palabras varias, me he sumergido en su conversación. No he podido adivinar si era su expareja, o en cambio, una amiga bastante triste y enfadada con el mundo. Aún así, me quedo con las palabras del viajero:
"Igual tienes que pasar por todo esto para que luego tú estés mejor".
¿Y sabéis que pienso? Que este hombre de piel morena y gafas pequeñas, lleva razón. Quizá tengamos que pasar por muy malos momentos para ahorrarnos un mayor sufrimiento después.
Porque pienso, ahora más que nunca, que las tortas y las decepciones que me han ido generando las personas en estos últimos meses me han servido para descubrir cómo y con quién quiero estar cuando pase el tiempo. Y está claro que no existe una llave que abra la puerta de la felicidad, ni siquiera de la serenidad, pero si todo lo malo que pasamos ahora va a beneficiarnos cualquier otro día, bienvenido sea.
Porque más vale tarde que nunca, aunque joder, me di cuenta bastante tarde de lo que era malo para mí, y de entre todo eso, tenías que estar tú.

jueves, 8 de julio de 2010

Cosas que tengo que hacer.

Comprarme varios libros. Preparar un pastel. Llamar a una puerta. Envolver un regalo (y hacer un lazo grande). Desayunar tranquila y con tiempo. Pasear sola (y a ser posible, por la orilla del mar). Apagar mi móvil. No preocuparme. Hacerme menos heridas. Esperar menos en mi cumpleaños. Arreglar los frenos de mi bicicleta. Escuchar música lenta. Bailar sin que nadie me vea. Dormir la siesta sobre un césped recién mojado. Contar las estrellas una noche cualquiera. Cantar un cumpleaños feliz. Enseñar a hablar a un niño pequeño. Reír hasta dolerme. Y comprar un billete de ida de autobús.
Mañana empiezo.

jueves, 1 de julio de 2010

Vacaciones.

Hechas las maletas y adelantado el trabajo, me marcho. Volveré pronto, aún me quedan muchas cosas que escribir, muchas cosas que recoger, y muchos sueños que hacer realidad, muchas palabras que decir y muchos abrazos por dar.
Y para hacer todo eso, es imprescindible lanzarme a la piscina, comerme estas vacaciones. Creo que me las merezco, y necesito disfrutarlas.
A los que os marcháis lejos, desconectad todo lo posible, y a los que nos quedamos y no cogeremos ningún avión ni ningún barco, disfrutad de la sonrisa de un amigo o de un helado de yogur a las siete de la tarde.
(Muy) felices vacaciones.