domingo, 30 de octubre de 2011

Pieles nuevas.

Se conocieron en la quinta planta de la biblioteca. Se rozaron las manos sin querer. Se miraron y ruborizado (después). Se quitaron las penas, los miedos y se desvistieron de vergüenza. Se acompañaron en silencio. Se dijeron a través de las pupilas todo lo que habían dicho a gritos a otros que no eran ellos. Se quisieron sin prisas, sin plazos, sin límite. Se dijeron palabras en idiomas universales. Abrazaron de nuevo tiritando, partiendo de cero. Se descubrieron los lunares, las promesas que ya estaban destrozadas, los capítulos de un pasado frío. Se regalaron un presente. Se declararon valientes, otra vez. Se dedicaron sonrisas. Se prepararon desayunos dulces y meriendas a base de besos con mermelada de arándanos. Se taparon los temblores con mantas de franela. Se miraron y mimaron. Se dijeron la verdad. Se prometieron no perderse para siempre. Cumplieron sus deseos. Tacharon juntos todos los días de su calendario.