lunes, 5 de diciembre de 2011

Otra casualidad que lleva tu nombre

A veces el destino o la pura casualidad gasta bromas pesadas. Hace dos semanas sonó el telefonillo, eran las cuatro de la tarde. Era un chico preguntando por una chica, precisamente ese chico tenía tu mismo nombre y apellido. Nada más oírlo me quedé bloqueada. Sabía que no eras tú y que ese chico se había equivocado de timbre, pero ese momento me obligó a recordarte. Me obligó a pensar que tu nombre y tu apellido no son lo suficientemente comunes como para que esa voz se colara por el teléfono y los pronunciara. Parece ilógico pero es que me gustaría saber si este tipo de instantes le ocurre con frecuencia las personas. Es una (cruel) anécdota más, pero tenía que sucederme a mí.

No puedo imaginarme tu cara si un día, por casualidad también, una chica llega a tu portal, pulsa tu tumbre por confusión y pronuncia su nombre y su apellido, idénticos a los míos. Estoy segura que no te quedarías con la boca abierta y tampoco creerías que pudiera ser yo, pero quizá sí me recordaras por un instante y tal vez te preguntaras cómo me va la vida.