lunes, 29 de marzo de 2010

Una sonrisa dolorosa.


Ya no se limpia las lágrimas de sus ojos con la manga de sus camisetas más viejas, siquiera, porque teme que su madre se de cuenta. Ya no se lamenta por lo que ha perdido o por lo que le han quitado. Ya no sueña con días más felices porque sabe que se los quitaron. Ya no espera más de lo que esperó, ya no se ilusiona tan fácilmente ni se mantiene tan inocente. Ya no es la misma. Pues ya no se lastima más de la cuenta, ya no se obliga a consolarse por cosas que, por mucho que quiera creer, siempre dolerán. Ya no se inventa historias donde predomine un final feliz, ni donde el hombre quiera siempre y por encima de todo a la mujer. Ya no gasta el tiempo en pensar que esa persona aparecerá, de nuevo. Pero sí lo gasta en pensarle, a él, sólo a él, su figura, su eterna sonrisa... pero sabe que no todo es tan bonito. Sabe que no debería pensarle. Sabe que debería conciliar más y mejor el sueño, sabe que él no le piensa a ella, sabe que ella deseapareció para él hace muchos, muchos meses. Sabe que no le imaginará en ningún lugar. Sabe que ya no cuenta en su vida, y que él no quiere que vuelva a ella, porque no le necesita.


Y no, ya no se limpia las lágrimas, espera a que se sequen por sí solas. Y después, sólo después, y si el sol ha salido, y si el día es algo menos feo que el anterior, y si encuentra alguna razón cercana y convincente, le regala una sonrisa al mundo, a las paredes de su habitación o a los ojos de los que le miran muy a dentro. Pero, al fin y al cabo, también es una sonrisa dolorosa.

domingo, 28 de marzo de 2010

El 27.

Debe ser que el número 27 lo inventaron para que marcara un antes y un después en mi vida. Debe ser que así debía ser.
El 27 de julio las cosas acabaron definitivamente entre R. y yo. No veía otra salida. No podía dejarle más ventaja, ni más oportunidad a que me calara hasta el último milímetro de piel del corazón que ya había tocado, y casi hundido. Las cosas no podían salir mejor, ni peor. Y armarse de valor para decir "Hasta siempre" es algo que además de suceder en las películas, también ocurre en la vida real. Pero el dolor es más intenso, más explícito. Y el día se vuelve histórico. Histórico por lo pequeña que te sientes, a pesar de haber mutilado una cobardía que en realidad era una característica de la personalidad de ese individuo del que en realidad nunca te habrías querido desquitar. Pero es que, a decir verdad, nunca estuve junto a él, pero hacía daño pensar que le tenía, pensar que estaba en mi vida. Me hacía daño, de una manera tan sencilla, que asustaba. Y de una manera sencilla, también, su orgullo se encargó de hacer el resto. Creo que fui lo más madura posible. Creo que le di varias oportunidades para arreglar la situación, y en parte, algún trozo de mi corazón. Pienso que le regalé más tiempo del suficiente para que evitara aquel triste final, en aquel 27.
Y como otro 27 cualquiera, la historia entre el noi ros de mi vida y yo finaliza. Por completo. O eso quiero pensar. Actúo de acuerdo a mis sentimientos, y también, a mis necesidades. Sobre todo de acuerdo a mis necesidades. No busco ya comprensión ni una mano en mi hombro, pero sí espero que algún día despierte y de verdad crea que si hice esto, fue porque sólo de esta manera puedo volver a mirar hacia adelante el 90% de mi tiempo, destinando ese 10% restante al pasado, pero de manera que no haga daño, de manera que mi corazón no vaya desperdiciando amor que muy posiblemente sería válido para cualquier otro hombre, hallado en mi futuro.
De todas formas, creo que no le bastarán mis explicaciones, y seré culpable de quererme ver feliz un poco más. Sólo un poco más. Pero si ni siquiera soy capaz ni valiente para intentar alegrarme la vida aunque sólo sea un poco, ¿él habría tenido el valor de haberlo hecho por mí?
Creo que sabe cuidarse, y creo que no me necesita. Yo también sé cuidarme, pero hasta ahora no he puesto en práctica nada, absolutamente nada para arrancarme las lágrimas que me han sobrado, y que llevaban su nombre y apellidos como titular.
Otro 27, y otro final. Es así como se cierran los capítulos ¿no?
He intentado ser lo más inteligente posible para hacer y hacerme el menos daño posible, para intentar tapar heridas, porque si es cuestión de curarse, ya las curará el tiempo, y personas que sepan tratarme como creo que me merezco.
De todas formas, a ti, si alguna vez de algun año de nuestras vidas, te encuentras con esto: GRACIAS. Los dos mantuvimos en cierto momento el deseo de recuperarnos, de tenernos, en cierta manera. Pero los dos nos equivocamos. Y creo que el origen de todo esto está en que hubo tanto amor como dolor.
Volcamos de amor nuestros días, nuestras mañanas...lo esparcimos todo. Y tal vez nos quedamos sin nada. Y se quedó fuera de nuestras particulares esferas.
Además, también hubo mucho dolor, que conscientemente o no, causamos. Pero este es el final, y espero que algún día tú también estés seguro de que esta era la mejor opción.

La única.

viernes, 26 de marzo de 2010

Estoy preparada

Yo no sé si ella tiene razón y de verdad cree en eso de que "siempre seré la mujer de tu vida", o es que quería robarle una sonrisa a mi boca para contrarrestarle la tristeza a mis ojos, que últimamente no quieren hacer otra cosa más que llorar.
Y, si (te) soy realista, y además, sincera, admito que por una parte me encantaría que no lo fuera, que no lo fuera nunca, o que no lo haya llegado a ser en ningún momento. Esto significaría que yo tampoco pensaría en que tu "siempre serás el hombre de mi vida".
Supongo que lo único que sé ahora mismo es que no me necesitas, y que yo a ti tampoco. No sé por qué hemos querido maquillarlo, no sé por qué nos empeñamos casi todo el invierno en querer tenernos, cuando los milagros no existen y el corazón no se recicla a base de nuevas palabras. Pero hemos perdido la capacidad de curarnos el alma, y de hacernos más fuertes el uno con el otro, que no contra el otro.
Ojalá yo fuera más fuerte, pero tampoco creo que en este terreno lo sea alguna vez. La debilidad del corazón siempre va a tener un lugar importante, aquí, junto a cada primer latido del día. De mis días. Y tú no estás en ellos ni yo estoy en los tuyos, creo que lo has visto, creo que eres consciente, pero ni siquiera te pronuncias. Y no te pronuncias porque quizá te de miedo asumir lo que quizá pienses que yo no puedo escuchar, pero estoy preparada para todo.
Estoy preparada para perderte, para perderte y no volver a recuperarte. Estoy preparada para que hagas con tu vida todo lo que quieres hacer, estoy preparada para que beses a cien chicas que no son ni serán yo nunca más, (eso quedó claro, me parece), estoy preparada para que tu corazón sufra taquicardias por otros corazones distintos al mío (y ya puestos, ve directo a por corazones fuertes, de esos que no se tropiezan, ni lloran en noches rotas). Estoy preparada para que te alejes, de mí, de esta ciudad, de todo. Estoy preparada para que vayas reciclando recuerdos, o para que los tires directamente al contenedor de enfrente de tu portal. Estoy preparada para que pierdas todo lo que quieras perder, cualquier cosa que lleve mi nombre, o mi rostro. Si es que a estas alturas te queda algo. Estoy preparada para que te marches sin avisar, para que (me) escribas la última frase, para que no nos volvamos a dar dos besos o un abrazo tierno. Estoy preparada para eso porque de todo eso me conciencié durante casi 365 días. Por eso me he hecho inmune a cierta parte del dolor que tú eres capaz de causarme, aunque no del todo. Aún así, estoy preparada porque en realidad creo que mi salvación es que tú y yo no volvamos a compartir tiempo, nada de horas, ni minutos, ni tan sólo segundos. Contemplar tu sonrisa amplia me hace descubrir que el axioma de tu felicidad no reside en mi persona, ni en el color de mis ojos o en lunar vecino de mi boca que dejaste de besar hace ya mucho. Contemplar tu felicidad en primer plano es algo que no me beneficia, y no porque no desee que seas feliz, sino porque prefiero que nuestras felicidades estén distantes, y no se vuelvan a presentar. Es mejor así. Sé que no compartirías esto ni en tus peores sueños. Sé que no me darías la razón aunque llevaras más de dos copas bebidas. Sé que me recriminarías este egoísmo. Pero, ahora, leeme bien: tengo que pensar por primera vez en mí, no lo he hecho hasta hora, y creo que ya es tiempo para preocuparme por mí, ¿o no?
Sólo pido que algún día, cuando seas mucho más mayor, cuando todos los muebles de tu cabeza tengan ese sitio preferente, cuando tu corazón esté rebosante de amor y tu agenda llena de cosas por hacer, y no haya cabida para nada más, (nos) dediques cierto rato de cierta tarde cualquiera a comprender por qué pienso esto, y por qué creo que es mejor así.
Y me siento sola, (otra vez), pero a veces tirar sola de un barco puede convertirse en un reto. Y aunque ahora lo que menos necesitaba eran más retos, debo conseguirlo. Debo conseguirme. Debo estar en paz conmigo misma, y si tú estás a una distancia inferior de cien metros de mi ser, sé que no podré.
Sólo es cuestión de comenzar, y de creerme que soy capaz.

domingo, 21 de marzo de 2010

De ida y de vuelta

Volviste con el otoño y te vas con la primavera.

viernes, 19 de marzo de 2010

Una primavera de éstas se los llevará.

Como los patios de diez minutos del instituto en los que me cogías por detrás y dábamos pequeños pasos al mismo compás, siendo únicamente amigos. Como los mensajes desde las cabinas de teléfono y las cartas manuscritas con te quieros en colores fosforitos. Como las miradas de reojo y las mejillas rosadas. Como nuestras primeras miradas entrecruzadas a las ocho y media de la mañana. Como la vez en que por un simple juego, acabaste mojándome el pelo y dándome un beso ligero. Como aquellos días en los que sabiendo que estaba decaída, me traías chocolatinas y me las dejabas en la cartera para que el día fuera algo más llevadero. Como los minutos que gastábamos antes de ir a comer, comiéndonos con los ojos y con la boca. Como los paseos y las palabras al oído sobre la arena de la Almadraba durante los veranos en que éramos los amantes perfectos...
Pues bien, éste es el momento en el que con el pulso firme y el corazón estable, puedo decirte que ya no me da miedo que no te acuerdes de todo esto, porque algún día yo tampoco me acordaré. Porque serán momentos para reciclar, momentos que se esconderán, o escaparán, o simplemente, marchitarán, y se alejarán con cualquier primavera fresca que esté por venir. Podrías quedártelos, pero prefiero que también te llegue a ti una primavera que se los lleve todos, si es que no se han ido todavía. De todas formas, yo sé que tampoco te asustas. Y no te asustas porque para ti el pasado resulta una página doblada, amarilla y antigua. Y por fin puedo compartir esa idea contigo, por fin puedo sentirme algo más segura. Por fin estamos en las mismas condiciones, y ya era hora ¿no crees?

jueves, 18 de marzo de 2010

Procurar intentarlo.



¿Y qué pasa cuándo una ya no puede creer en nada ni en nadie? ¿Qué pasa entonces?
Que te despiertas y ves que has perdido el tiempo, ilusiones y sentimientos por el camino. Los que merecían la pena, se quedan incrustados en las esquinas de tu corazón, resistiéndose, y robándote alguna lágrima. Los que no, se escurren por los agujeros del fregadero de tu casa, a la que te aferras para sentir que ésta es la única manera de salir adelante, confiando un poco menos y queriendo con algo más de seguridad. Y tapas heridas de la mejor manera que sabes y aprendes a vivir, porque ese algo o ese alguien que ya desconoce lo que hay en ti, no persigue tu felicidad en sus sueños. No quiere vivir en parte de tus días, y en definitiva, ya no tienes ningún punto especial en su lista de cosas que atender.
Todo es cuestión de pintarse bonitos los ojos, y salir en días de sol a intentar comerse el mundo con una sonrisa grande, creyéndose al mismo tiempo que el corazón puede cubrirse con otra piel, difuminando daños que superados o no, ya no nos corresponden. Todo es cuestión de no precipitarse, de dedicarse un día a la semana para vivir. De procurar no hacernos daño a nosotros mismos, que somos los únicos que nos lo podemos evitar ¿o no?

miércoles, 17 de marzo de 2010

Azúcar

Dice que tiene sueño por las mañanas, a la misma hora, y que es debido a que sueña demasiado y despierta cada vez que terminan. Le cuesta conciliar el sueño y es de las primeras en ver los primeros rayos del sol desde una gran avenida. Siente frío en sus brazos y en sus piernas, y por eso desea fervientemente que la primavera entre ya por la ventana. Acostumbra a ducharse por las noches, mientras escucha alguna canción de un cantante desconocido. Utiliza gel de manzana y su pelo huele a melocotón. Desayuna todas las semanas con su madre un café con leche muy caliente y un croissant en las cafeterías de la ciudad, mientras observa que en esos momentos no podría pedir nada más, y si pudiera, sería lo más básico. Es consciente, realista, y va dejando porciones de ilusión e ingenuidad por el camino porque sabe que pasada cierta cifra de edad, hay cosas de las que hay que despedirse, aunque duelan, pero el destino así lo decide. Aún así, ella es más de un "hasta luego" que de un "adiós", y más de cartas de puño y letra que de e-mails, pero también sabe que no todo el mundo es así, y que tiene que aprender a vivir con ello, y sin tirar tanto del saco de recuerdos que el resto de la gente no requiere para vivir su día a día. Y ella no puede ser menos, o al menos no debería. Para no sufrir.
Y para no sufrir rocía de azúcar sus días, y los de la gente que le rodea, para que así las cosas que hagan daño no escuezan, y para que las cosas que incomoden no arranquen lágrimas de más.

lunes, 15 de marzo de 2010

Abre los ojos

Hace ya tres meses que volví a darte besos reales, besos con calma, y puede que ni siquiera te dieras cuenta de ello. Antes, antes ni siquiera hacían ruido, antes... un antes que ha durado algo más de un año ¿no te ha parecido eterno?dime la verdad...a pesar de resto de amores que han pasado por tu vida, ¿no te pareció eterno?
Creo que pocas veces he sido tan infeliz como en este pasado año. Un año lleno de cosas y sentimientos degradantes que me hacían sumirme en la soledad más negra, más desagradable, más triste, en definitiva. Y por eso, de convivir con la tristeza, me volví triste. Y no hubo manera de escapar. Tal vez las máscaras me servían para pintarme una sonrisa roja que aparentara ser cierta y brillante, pero sólo los viandantes sabios adivinarían al primer impacto que yo no era alegre, y que mis días estaban muy lejos de ser felices.
Y hacía tanto tiempo, tanto tanto que no me sentía así...que fue como un cubo de 1000 litros de agua fría. Bueno, en realidad fue como una tormenta de verano, pero eterna. Una tormenta de hielo, de granizo pequeño sobre mi espalda, mi cuerpo, mi cabeza, mi boca y mis párpados. Por eso muchas veces no podía ver nada. No podía verte a ti, como quien fuiste. Ni siquiera podía verme a mi, como la chica alegre que se enfundaba siempre en una risa contagiosa.
Pero tristemente, solo he sabido contagiar lagrimas a quienes supieron escucharme. Y faltaron abrazos, y en otras ocasiones comprensión, de ahí, de nuevo, la soledad. La puta soledad. Siempre he sabido que no nos llevamos bien, pero sin ti, la soledad se hizo mas grande. Porque quiza fue un error, pero tu eras quien mas ocupaba mis dias, y mis noches. Era asi, no puedes negarlo, y yo, menos. Tal vez asi lo queria.
Y dicen que solo hay que arrepentirse de lo que no se hace, pero, ¿de verdad no te has arrepentido de lo que si hicimos? ¿y de no habernos dado cuenta de tantas cosas?....
Porque a veces pienso que no me habría sentido tan pequeña si aquella tarde en aquella clase tus ojos hubieran visto mis ojos inundados en agua, tus pies hubieran salido detras mio hacia el baño y tu voz hubiera alcanzando a decirme: "Me niego a que salgas de mi vida".
Pero salí. Y supongo que yo te eché de la mía. De repente. Y nada hizo tanto daño.

Sin embargo, ahora, después de otra cantidad de meses, lo veo todo desde fuera, y me dislumbro fuera de tu vida, en un andén oscuro y abandonado. Y a ti, a ti también te contemplo fuera de mi vida. Es lo que ven mis ojos, lo único que pueden ver, impulsados, contagiados por la sencillez y sentimiento de cada uno de mis latidos. Y así lo siento. Y así lo veo.

Y que éra esto lo que yo quería y tal vez no sabía verlo. Y que es esto lo que nos merecemos, y nos hemos obligado a lo contrario.

Abre los ojos.

No hay otro final

Recuerdo ese dia en el que crei que podria verte. Delante de tu portal, como la segunda vez. Recuerdo ese dia como si fuera ayer, quiza tambien, porque hoy voy igual vestida que aquella tarde. Espere que sonrieras al verme con mi vestido negro, mi chaqueta de punto y mi mejor sonrisa ante tus ojos, mis dientes mas alegres, mis pestañas mas despiertas, pero al final, todo se fue al traste: mi sonrisa, el rimmel enmarcando mi mirada, mi telefono sin vida, y mi corazon algo mas roto y mas vacio por tu culpa y por la mia, tal vez, de esperar algo que nunca debi esperar. De esperar siempre, mas de ti, mas de la cuenta.

Nunca debi suponer que podriamos vernos, al fin y al cabo, siempre pense que tu aprovecharias mi estancia en la ciudad para vernos,reirnos un par de veces juntos y asi, sentirnos algo mas cerca, hasta la proxima vez. Y nunca me explicaste por que no pudiste verme, yo, por dicha razón, lo ataqué a tu carencia de ganas, a tu falta de ilusión por verme. En fin, para qué intentar rebobinar parte de una historia que ni siquiera puede catalogarse de historia.

Sin embargo, sólo pude darme cuenta que ése, ése fue el origen de lo que hoy no-tenemos. Y así se quedan las cosas, así se quedaron aquel día. No hay mejor ni peor final que éste ¿no?...

Y si lo hay, ya no me lo digas. "Llegas" 8 meses tarde.

Norte y norte, o sur y sur.

¿Por qué si tú y yo no somos dos polos iguales nos repelemos? ¿Por qué parece, en mis sueños, que compartimos la misma corriente eléctrica, la misma orientación y las mismas fuerzas magnéticas? ¿Por qué esto de soñar que nos encontramos y no podemos estar más de cinco minutos (cinco míseros minutos) mirándonos a la cara? ¿Por qué al final te muestras serio, te enfadas y te vas? ¿Por qué no puedes actuar como si la vida no fuera tan injusta a veces, y volver a confiar en que hay momentos, y posibilidades para todo? ¿Por qué no has aprovechado esta noche para verme, darme dos besos, un abrazo cálido y decirme que está bien eso de poder hablar de nuevo frente a frente?
Sinceramente, no lo sé. No sé por qué te sueño la madrugada de un lunes en la que descubro que a pesar de no tener apenas nada en común, parecemos norte y norte o sur y sur, y no nos aguantamos, no nos juntamos, no nos intercambios palabras y no acudimos juntos al restaurante al que los dos debíamos llegar. Pero qué ilusa. Debí preveerlo antes de imaginarte y verte en ese lugar. Estaba claro que tú no ibas a ir, que no podrías soportar ese momento, que te gusta complicar más las cosas, y ser orgulloso, o cabezón o egoísta. Pero yo no he podido poner el esfuerzo de ambos, bastante puse y lo perdí. Se perdió.

Al igual que nos hemos perdido.

Sólo me quedará soñar.

domingo, 14 de marzo de 2010

Por favor

Nunca nadie me habia hecho sentir asi: puta, pequeña, insignificante. Nunca me habia sentido tan invisible, tan rendida ante los pies de nadie, a la figura de alguien. Nunca antes, por mucho dolor que haya podido recibir antes que llegaras tú, me han hecho sentirme así. No pensé que tú tuvieras la capacidad perfecta de provocarlo, y si alguna vez te lo he querido transmitir asi, tampoco te has asombrado, no se han agrandado tus ojos ni escocido los oídos. Eso debe significar algo. No sé el qué, ni quiero saberlo.Sólo sé que espero que el resto de mi vida, nadie venga a tratarme como tú, en unos instantes, supiste hacer. Sólo sé, que bastan minutos y unas horas baratas y vacías para que las personas como tú y como yo sepamos cargarnos de una sola bala años de felicidad aparentemente infinita.Pero nada es para siempre, y ahora, con una razón de mayor peso.

Ojalá pudiera decir lo contrario, pero no puedo. Ojalá pudiera compartirlo físicamente con alguien y algún ser de este lugar me comprendiera. Pero ahora lo siento imposible.

Por ultimo, 2 cosas:
- Perdoname por haber sido tan idiota, tan tonta de haber vuelto a tus puertas en un tiempo incorrecto, con un corazón inadecuado.
-Sé objetivo el día de mañana, y lucha contra viento y marea por no volver a actuar así con ninguna otra mujer. Por favor, por favor...

miércoles, 10 de marzo de 2010

Estoy cansada


Y cada vez tengo más motivos. Pero lo estoy. Estoy cansada.

martes, 9 de marzo de 2010

No hay nada peor que sentirte un poco sola, un poco perdida, un poco idiota, un poco triste, un poco abandonada, un poco incomprendida... No hay nada pero que abrir los ojos y no ver nada. No hay nada peor que saber demasiado sobre una cosa para darte cuenta que al final, lo mejor, era ser ignorante, por un día, o dos, o tres... No hay nada peor que dar, o intentar dar, para no recibir nada, y sentir que el mundo es un poco más mierda porque las cosas vienen así, solas, sin más. Y no sabes como encajarlo, no sabes encontrarle sentido a muchas cosas, a muchas palabras, a muchas personas, en definitiva. Crees que tienes un chaleco salvavidas, y un buen flotador, con el que poder llegar a la orilla. Y sí, puede que llegues, pero después de haber derramado litros de lágrimas en un mar, que, ya de antemano, sabías que no te correspondía, simplemente porque te habían soltado ahí, sin ningún otro consejo que el de salir huyendo a nado.
Y siempre se me dio bien nadar, pero ahora no. Ahora todo me parece más difícil. Ahora veo que no sirve de nada poner de tu parte, esforzarte e intentar querer otra vez, y casi al máximo. Da igual que sientas que te estás hundiendo, que hace demasiado frío o que no encuentras consuelo alguno en nada, porque nadie va a venir a salvarte. Nadie va a prestarte su salvavidas, nadie va a decirte que le gustó que estuvieras, que tu sonrisa le parece importante y que llevas razón en la mitad de las cosas en la que te encuentras confusa, y sola. De nuevo sola. Joder, una de las peores cosas que inventaron fue la soledad. En todos los ámbitos, y en todos los matices.
Me despierto y veo que no es esto lo que merezco. Me despierto y veo que ya no sé fingir, que ya no sé chuparme el dedo y hacer como si no sintiera, como si nada me doliera. Porque al final, sólo acabo sintiendo dolor, frío. Y no contemplo orilla alguna que merezca la pena. Porque prefiriría mil veces volver a ser la misma chica ingenua que era antes, y hacer como si no supiera nada, como si mi piel fuera de titanio y no pudiera afectarme nada. Como si mi corazón estuviera compuesto de hierro y nada pudiera traspasarlo. Pero al final, el dolor se inmiscuye por cualquier rendija, y sólo puedo ser un sujeto triste e inadvertido.

domingo, 7 de marzo de 2010

Dime solo una cosa... ¿por qué tuviste que poner la cabeza y yo el corazón?

miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuestión de elegancia

Ya no me enfado conmigo misma si se repiten y pasean a su antojo "nuestros" malos momentos, oscuriendo casi por completo todos los buenos. Ya no gasto el tiempo en cambiarlo porque tampoco conseguiría nada. No tendría éxito.
Y hace mucho, mucho tiempo que mi padre me dijo "Un hombre es aquel que se viste por los pies". Pues bien, considero que en algunos momentos de mi vida, te hice mucho daño por culpa del corazón, por enamorarme de quien no debía, de quien no me convenía, de quien supo bien (casi a la perfección) apropiarse de mis días y mis noches, sin querer soltarme. Y lo consentí, me moví por sentimientos y actué de acuerdo a cada latido. Sin embargo, tú no te has vestido por los pies cuando has estado conmigo. No has sabido ser elegante por motivos bien diferentes a ése, por lo que, el dolor, acaba sobreponiéndose a tantas escenas, a tantas conversaciones, y a toda la confianza ya consumida; que sólo me queda desearte que tu felicidad no penda de un hilo nunca, y que luches porque tus errores siempre se apoyen en un origen forjado a base de sentimientos e impulsos. Y no cualquier otra cosa.
Porque las tonterías más pequeñas, al final, consiguen que las relaciones más grandes descansen en el olvido. Y si fuimos algo, y tú logras recordar a esas dos personas tal y como fueron, desprendiendo la esencia más dulce y buena de todas, quizá, y sólo quizá, habrá valido la pena juntarse en el camino durante unos años.

lunes, 1 de marzo de 2010

Hasta que todo termine

Ya me olvido de las veces que nos hemos dicho que ibamos a intentar ser de nuevo amigos, y que nos esforzaríamos por ello, que no haría falta remendar errores porque no se cometerían. Y mientras ocurre todo esto, tú me dices que te cuente (¿de mi vida?¿de mis lamentos?¿de mi corazón?o¿de mis sonrisas?). Mientras me demandas estas cosas que muy seguramente no te interesen pero problabemente te haga sentirte mejor contigo mismo, tú no me cuentas absolutamente nada. NADA. Y tengo que saber por el resto de la gente que, como tú dirías, "has rehecho tu vida". Pero te equivocas en tanto... y si te equivocas en tanto es porque ya no me conoces, ya no sabes quien soy. Ni siquiera compartes conmigo esa idea de "rehacer(se) la vida".
Porque rehaces la vida cuando personas que formaban parte de tu vida se marchan para siempre y aprendes a respirar más veces por minuto que el día anterior. Porque rehaces la vida cuando se te desmorona el mundo por completo y te embarcas en la aventura de vivir en otro sitio con las manos vacías y el estómago lleno de nudos que nadie podría desatar en años. Porque rehaces la vida cuando asumes que a ti te ha tocado vivir muchos años bajo una sonrisa dibujada a mano alzada y pintada con ceras de colores de un chino que hace esquina. Porque eso es rehacer la vida, y no encontrarte y desencontrarte con mujeres que sabrán o no darte el amor que necesitas o deseas de verdad.
Porque soy consciente de la cantidad de diferencias que nos distancian. Yo no sé si tú estás arriba y yo abajo, o viceversa. No sé si eres todo lo feliz que quisieras y tú ya no conoces mis miedos, mis sueños, mis pesadillas y los motivos por los que suelo reír. Ya no sabes que sigo siendo la misma chica que cruza los semáforos en rojo, ya no sabes cuándo me ocurre algo, cuando se me paraliza el cuerpo, cuando noto chillar mi corazón...no sabes tantas cosas, y me alegro. No puedo decir otra cosa porque estaría engañandome, y engañandote. Y ya no me apetece mentir. Ni omitir verdades. Porque estamos en escalones distintos, y no hay nada que pueda cambiarlo. Ni nadie que pueda entenderlo(me). Porque llegarán otros tantos que vean como posible algo que para mí ya no lo es. No le encuentro sentido a todo esto, y ni siquiera sé si alguna vez me quisiste tanto como dijiste. Pero a veces ocurre que te encuentras con algo que ni siquiera podrías haber imaginado, y ocurre que una semilla te parece un mundo. Y ahora mi mundo puede ser una semilla, pero tú no has sabido volver a él como yo me merecía. Por eso creo que además de no merecerte, tampoco te valgo la pena. Y así, matamos dos pajaros de un tiro.

Pero mientras, sabré escucharte, hasta que la vela se apague del todo.