martes, 29 de junio de 2010

Seamos realistas.

Tu siempre vas a ser el chico bueno para todos, y yo la persona que te hizo daño. El dolor que tú me has podido hacer va a ser entendido por el resto como "algo sin mala intención", y eso es algo que yo no puedo cambiar, aunque quisiera, aunque es lo más justo. Pero no nos engañemos, la justicia no existe, lo he visto con mis propios ojos y todos somos conscientes de ello cuando vemos los informativos.
Así mismo, tú siempre vas a ser el que, sin querer, sin ningún propósito, hizo las cosas mal, y yo, seré quien lo haya estropeado todo por mi cabezonería o mi voluntad. Pero no, yo ya no acepto estas etiquetas, yo ya estoy cansada de que la mayoría de las personas prefieran vivir con los ojos cerrados.
Porque, si soy yo la única que está despierta, me parece triste.

Necesitarse (o no).

Se quisieron en colores, con temores, y con palabras de papel, llenas de tachones.Se perdieron la pista y buscaron sus nombres en múltiples listas donde no se anotan los verdaderos sueños.Se necesitaron hasta decir basta, y se dieron un último beso. Amargo, pero con sabor a paz.Practicaron el perdón, aunque nunca jamás volvieron a buscarse, ni siquiera se encontraron por casualidad, ni tan sólo se les pasó por la mente volver a necesitarse.

Insuficiente.

Le habló de estrellas, de lunas, de constelaciones y de los rayos del sol. Le contó cien fábulas y le susurró la moraleja al oído. Le dijo te quiero en diez idiomas diferentes y le escribió una poesía durante doce meses seguidos. Le regaló su sonrisa más grande todos los martes en los que ella apareció. Pero no bastó para estar juntos. No fue suficiente para compartirlo todo.

sábado, 26 de junio de 2010

Tú no has aprendido de los errores y yo no he podido perdonarte.

¿Qué quieres de mí?
Si en algún momento me lo hubieras llegado a preguntar, si lo hubieras hecho hace unos meses, muy probablemente te hubiera pedido muchas cosas. Pero ahora...ahora ya no. No tiene sentido acercarme o despedirme de ti cuando ya no hay nada que decirse. No tiene sentido pensar qué fue lo que hicimos mal para llegar a esta situación.
Hasta ayer, me daba miedo encontrarme contigo, pero después de verte me di cuenta que lo que me da miedo de verdad es que te acerces a mí y me toques, me acaricies. Creo que sería sentir las manos de un extraño, de alguien a quien no he conocido nunca, de alguien que no se merece que ni le escriba estas palabras, porque yo no me merecía el trato que me diste. Y lo aguanté. Y creo que si pude hacerlo fue, entre otras muchas cosas, porque a veces me acuerdo de cómo te conocí o de quienes conseguimos ser. Pero ahora ya nada me vale la pena, no tú, no tus recuerdos. Y esta no es la manera de perdonárselo todo, pues ni siquiera sé si algún día seré capaz de perdonarte. ¿Por qué?
Porque siendo consciente de la gran suma de errores que cometiste y de cómo lo conseguiste, seguiste cometiendo muchos más, acompañándote la razón en todo momento. Seguiste o quisiste, ya ni siquiera me lo pregunto, meter la pata hasta lo más hondo y hacerme más daño. ¿Se supone que era así como querías arreglar las cosas?
De todas formas, tú nunca has sufrido por esto. Ni siquiera te has preocupado por aprender de los errores. Y eso es lo peor ¿sabes? no aprender de ellos, ni siquiera tener interés en no volver a hacer daño a la misma persona.
Aunque supongo que hay ciertas personas que siempre están expuestas al dolor intermitente. Y aunque no quiera volverte a ver, aunque no quiera volver a escuchar tu nombre, y aunque no quiera tener nada tuyo el resto de mi vida, sí deseo que no te llegues a sentir como tú me has hecho sentir a mí. Es lo único bueno que puedo, quiero y me queda por decirte despues de todos estos años.
Nada más.

viernes, 25 de junio de 2010

Decepción.

He perdido tanta confianza en tantas personas que a veces se me olvida cómo nace y a través de qué mezcla de ingredientes puede crearse.
Me he topado con tantas mentiras mal disfrazadas, he gastado tantas sonrisas para nada, que ahora solamente me apetece desaparecer y regalárselas a quienes de verdad se las merecen.
He tirado tanto tiempo a la basura con tal de hacer sentir bien al resto, que se me olvidó como era eso de mimarse a una misma.
He escuchado solo aquello que los demás querían contarme y me he hecho la idiota con tal de no reflejarme más frágil.
He visto tanta injusticia, interés e incomprensión, que lo único que se me antoja ahora es apearme del mundo. Comprar ladrillos y preparar cemento. Construirme mi propia vivienda lejos de todo esto y vivir sin esta decepción.
Sin tantas tonterías, tropiezos, y demás desplantes.

Érase una vez, dos desconocidos: dos completos desconocidos.

No sé si la palabra extraño está por encima de la categoría de desconocido. Y ni siquiera sé por qué extraño significa todo lo contrario al verbo extrañar. Son dos palabras siamesas semánticamente hablando, y, si te paras a pensar, tienen significados distintos. Completamente distintos. Como tú y como yo. ¿Lo ves? Somos como esas palabras. Distintos, demasiado diferentes como para poder volver a encontrarse en el mismo metro cuadrado.
Yo no sé si pasamos de amigos a extraños, o directamente, a dos seres desconocidos. Sólo sé que se nos ha quedado a cero el saco donde guardábamos los motivos para saludarnos (todavía). Sólo sé que ayer lo único que deseaba era no verte, sólo sé que prefería madrugar y levantarme más temprano para no encontrarme contigo, sólo sé que tú eras el chico de la guitarra al hombro y ahora eres el chico del teléfono móvil. Dios, qué pena. Ya no me inspiras emoción.
Lo que sí sé es que ya ni siquiera queremos mirarnos a los ojos. Lo único que sé es que te has pensado cien veces en ese microsegundo el rozarme el brazo con la palma de tus manos. Quizá por eso ni siquiera he notado la "caricia". ¿Acaso con eso pretendías desearme suerte? No. Las cosas no funcionan así. La suerte no se desea por diplomacia, y si es así, teniás que haberlo hace mucho tiempo, cuando comenzó todo. O cuando las cosas me fueron mal. Pero no ahora.
Y sí. Ahora más que nunca, hoy más que nunca, me he dado cuenta que somos dos desconocidos. Que hasta me cuesta reconocerte cara a cara, nos hemos faltado durante tanto tiempo, que ahora todo me parece muy lejano.
Al salir, no te has dado la vuelta, pero yo estaba allí. Esperando que te alejaras, que doblaras esa esquina, para yo comenzar a andar.
Porque esto ya no es dolor, creo que esto es escozor. Y en general, indiferencia.
Nunca nos habiamos importando tan poco ¿verdad?
Creo que lo sabes, y creo que piensas lo mismo.
Y mejor no dar marcha atrás en la grabadora de la memoria, porque nadie lograría entender de qué manera aquellos dos jóvenes que compartían estudios, meriendas y besos alegres, pasaron a encontrarse y no decirse absolutamente nada. Ni un pobre hola.
Mejor no dar marcha atrás, y actuar como si no nos hubiéramos conocido nunca.
¿Trato hecho?

martes, 22 de junio de 2010

Me da rabia.

Tengo miedo y a veces me siento sola, pero también hay personas en este radio que me rodea que confía en mí. Aún así, las cosas están muy difíciles, para todos, pero no todos sabemos a lo que nos exponemos antes de lanzarnos a la piscina. A mí nadar siempre se me ha dado bien, aunque supongo que cuando me canso, no hay colchoneta que me salve del ahogo.Lo que no se me da bien es controlar mis nervios y autorregular mis emociones, no ponerme (muy) roja y mantener el tono de mi voz lo más intacto posible. Supongo que no soy capaz de controlar muchas cosas, pero no poder hacerlo conmigo misma, me da rabia (mucha).
Sin embargo, a veces creo ser valiente por luchar y exponerme a algo que sé que dolerá. Como una hoja de papel que limita tu futuro. De todas formas, el sol va a seguir saliendo y yo tendré que hacer lo mismo. No habrá nada que me calme tanto como el dormir y el desaparecer un ratito bajo las sábanas que huelen a verano. No habrá nada como caerme del todo para poder (y querer) levantarme de nuevo.
Tengo miedo, y a veces me siento sola.

lunes, 21 de junio de 2010

Armarse de valor.

Para mí, armarse de valor es calzarse unos zapatos grandes y seguir caminando como si nada. Y creo que salir (o almenos intentarlo) hacia adelante es colgarse una sonrisa blanca y unos ojos a punto de gotear rocío.

Ser fuerte es mirar hacia el futuro, pensar en el presente, y clasificar el pasado, quedandote con lo bueno sin aferrarte a él mas tiempo del permitido para no caer en la aterradora melancolia, que acaba comiendose todas nuestras fuerzas. Todo esto es complicado, lo sé, pero creo que de haber una salida, la mia consiste en la de elegir bien con quien me quedo, aunque esta sea otra de las cosas mas complicadas que tiene la vida.

domingo, 20 de junio de 2010

¿De verdad no hay tiempo para todo?

Puedes pasarte toda la tarde de la víspera del examen más importante y jodido de tu vida mirando a la pantalla de tu móvil, o poniendole el volumen a tope que no llegarán las palabras que esperas. Puedes pasarte toda la noche mordiéndote las uñas o mirando hacia la luna que no sonará el maldito teléfono para recordarte que las personas siguen estando ahí, porque saben, y porque sobre todo, quieren estar ahí. Puedes hasta sorprenderte de la de personas que aparecen en esa víspera y que hasta hace mucho no conocías. Entonces es cuando intentas pensar que a veces todo está al revés, y que te has pasado toda la vida engañándote a ti misma sobre quienes creías que aparecerían, y no. Y vale, puedo perder la esperanza, y puedo armarme de valor y confeccionarme una sonrisa a medida mientras salgo por esa puerta, porque al fin y al cabo, es eso lo primero que me va a sacar del agujero. Eso, y que alguien vaya a buscarte, y que te devuelva la sonrisa.
En realidad, puedes pasarte toda la vida queriendo a alguien o creyendo en multitud de personas, para darte cuenta, después, de la de veces que te fallaste a ti misma y permitiste que te dañaran.
Supongo que eso se está acabando, y que voy a dejar la misma idiota de siempre.
Porque, joder, ya está bien.

miércoles, 16 de junio de 2010

Tristeza, nervios y sueño.


Ésta soy yo. Alguien a quien le pueden los nervios en situaciones de estrés, alguien que siempre que está a punto de llorar abre bien los ojos para frenar cualquier lágrima ante los ojos de una madre. Alguien a quien le faltan besos y brazos a los que agarrarse. Alguien que no puede controlar los nervios concentrados paseándose en su tripa, alguien que tiene la suerte de que le compren unos tranquilizantes que en la medida de lo posible, hacen su trabajo de manera decente. Alguien que cree poco y confía menos. Alguien que intenta no pintar los dias de gris ante este sol grande e inmenso. Alguien que se escaparía a contemplar la primera ola de la mañana con los ojos cerrados. Alguien que se iría lejos para olvidarse de cómo es el camino de vuelta. Alguien que tiene miedo y las cosas muy claras. Alguien que intenta darle otra oportunidad a la vida, alguien que ha perdido alguna que otra esperanza de más. Alguien que duerme poco pero sueña lento. Sí, supongo que todo esto me define, pero el no estar en mi mejor momento hace que me considere triste y más pesimista de lo normal.

En lo que sí confío, es que después de tres semanas, todo este escrito no tendrá tanto sentido, y volveré a teñir mis días de azul celeste para acordarme de lo bonito que es caminar.

domingo, 13 de junio de 2010

Lo último que te diría.

- Las cosas no duelen porque sí, ¿sabes? Pero, en realidad, no sé por qué te pregunto esto, si tú ya hace mucho tiempo que perdiste la capacidad de comprender mi dolor. Es así de simple, y de angustioso. O lo era. Ya no busco tu comprensión, hace tiempo que dejé de hacerlo. Y supongo que mi plan de no sufrir inútilmente por alguien como tú está resultando efectivo. Para ello, tengo que cruzarme contigo a varios metros y girar la cara. ¡Quien me hubiera dicho hace años que me veria forzada a hacer algo asi, a volver mis ojos hacia mi madre y no querer mirarte, ni decirte hola tras el cristal! Pero es así. Es lo único que puedo hacer para no volverme mas pequeña ni romperme en mas pedazos que tu ya no recoges ni utilizas para formarme de nuevo y por entero. Por eso no puedo saludarte en estos momentos, y dudo que lo haga despues, cuando nuestras vidas esten mas distanciadas, (que en realidad es lo que quiero) para no sacar mas cosas del pasado ni acordarme que tu estuviste en mi vida. Las cosas no duelen porque si, y ya que ni la ausencia de mis saludos te duelen ni molestan ni irritan, deja que yo siga viviendo sin tu recuerdo y sin tus ojos azules. Es lo único que me hace falta para que mi vida sea mas bonita.

jueves, 10 de junio de 2010

El desorden más absoluto y la tierna idea de liberarme.

En estos ultimos meses, en mi habitación sólo pueden encontrarse papeles, post-its, lápices, cartulinas y ropa acumulada al pie de mi cama. En estos últimos meses, me he dado cuenta que no sé muy bien lo que quiero, pero sí sé perfectamente lo que quiero.
Lo que quiero es que me digan la verdad, que me apoyen cuando me ven bien jodida, que me echen un cable aunque no lo pida, que me recuerden lo feliz que yo era y me roben una sonrisa bien grande, que me tienten a creer en mí, que me digan que merezco todo eso que aún no tengo, que estén ahí en la medida de lo posible, pero que estén.
Lo que no quiero es ahogarme con este calor, y con estas pocas expectativas, y con este miedo. Sobre todo con este miedo. Desde una perspectiva realista, no tengo ninguna posibilidad de aprobar estas oposiciones, ¿por qué? No voy a enumerar un listado de motivos porque no me va a servir de nada, y porque, probablemente, en este listaod también estaría mi falta de tiempo y dedicación absoluta. Pero si durante un año me he dedicado a trabajar para pagarme unos estudios, supongo que también estaba en disposición de utilizarlo para salir a respirar, acompañada de una coca-cola y una bolsa de pipas saladas.
El mundo me parece un caos del que no quiero formar parte. Por eso, la idea de tener que ordenar todo esto, y ordenar de paso, mi mente y mi corazón, es algo que me va a costar mucho trabajo, y yo quería tomarme agosto como vacaciones. Pero igual hasta para eso hay tiempo.
El desorden más absoluto te aporta la sensación de sentirte demasiado ocupada como para destinar tiempo a quien no se lo merece, y al mismo tiempo, te ofrece un plan: el de liberarte por enésima vez, con las personas que protegen tu corazón por temor a que se rompa otra vez por alguien que no sabe ni mirarte a los ojos. Por eso, quiero mis vacaciones, y quiero ordenarlo todo, con tiempo, y con calma. Como Dios manda.

domingo, 6 de junio de 2010

De todos modos, felicidades.

Mañana es 7 de junio. Mañana es tu cumpleaños. Hace un año te escribí esto. Supongo que estaba rota de dolor y llena de dudas. Y tú sin saberlo. Aún así, hace un año aún albergaba una pequeña esperanza de que todo se arreglaria entre nosotros. Y de que abrirías los ojos un poco, y que no serías (tan) orgulloso conmigo. Supongo que pensé en que pese a todo sería alguien realmente importante para ti, o simplemente alguien con quien contar, como el resto de las personas que te rodean. Pero me equivoqué. Como tantas otras veces.

Y supongo, también, que es algo que ya he me perdonado, pero siempre dejé que me calaras demasiado hondo, y eso acaba dejando secuelas que no siempre el tiempo está en disposición de borrar. Hoy pensé en aquel cumpleaños al que acudimos los dos y fui tras de ti incansablemente. En aquel entonces yo no era nadie para ti, ¿por qué debería haberlo sido después? ¿por qué he tenido que ilusionarme con una amistad que tú has perdido y ni siquiera te sientes algo abandonado? Creía que eras especial, pero no supe ver durante mucho tiempo que la única que apostaba por la relación que teníamos era yo, y no tú. Creía que todo volvería a su cauce, y que mañana, en tu 22 cumpleaños, podría escribirte un mensaje o llamarte para que escucharamos nuestras voces. Pero tú lo cambiaste todo, y yo tuve que cortarlo todo.

He borrado tu número de mi móvil, aunque sigo recordandolo. He intentado borrar tu nombre de mi cabeza, pero la tele no hace más que recordarmelo. He intentado no acordarme del dia de tu cumpleaños, pero, como tantas otras cosas, es imposible. Culpa mía, quizá.Porque quizá no tenga remedio.Aún así, creo que me merezco todo eso que no has sabido darme.

De todos modos, felicidades. Aunque no puedas oirlo.