jueves, 28 de enero de 2010

La vie en rose

No me cansaría de escribirte nunca, creo que eso es algo que ya sabes, lo preocupante es que apenas te conozco tanto como desearía como para poder afirmar algo así. Y a veces puede que me asuste de mí misma, pero siento, sufro, quiero y deseo. Y supongo que te a ti te he sentido, sufrido (de alguna manera), querido (de otra manera distinta) y deseado (de todas las maneras).

Y si fuéramos al mismo compás durante al menos cinco minutos, sé que la canción de fondo sería ésta. En realidad es, (para mí) como si llevara tu nombre, o como si al escucharla, tú estuvieras sonriendo tímidamente y te sonrojaras sólo porque yo también te miro mientras tarareo na na na na na na na...

La vie en rose. Dijo ella. Y ojalá fuera todo lo rosa que quiséramos en algunos momentos.

Pero siempre quedará tiempo para imaginarla.

Bonne nuit.

Después de más de un año

Apareces, me dices que ya no solo te gusto como persona sino también físicamente. Sonrío ante la pantalla del ordenador como si tuviera trece años recién cumplidos y fuera la primera vez que me dicen algo así. Después recibo este mensaje. cuando ya me veo (de nuevo) con la inspiración y la ilusión suficiente para para volver a querer y necesitar saber e ti, desapareces, y dejas de dar señales de vida ante mis palabras. Y entonces dejo de comprenderte y llego a la conclusión de que lo mejor es dejarte con las ganas de saber cómo estoy, para que así, y de vez en cuando, necesites tú, en ese caso, escucharme, y estar.
Para quedarte, al menos un rato.

No sé qué más puedo decirte.

miércoles, 27 de enero de 2010

Se acabó, dice.

Lady Vanilla no sabe si es por voluntad pura, o por amor propio, pero lo que si sabe, es que de momento y por unos dias (y quien dice dias, dice semanas, o al menos eso desea ella), da portazo a los días tristes, a los días nostálgicos, a los días endebles, frágiles, y (extremadamente/enfermamente) sensibles.

Para despedirse de esa tristeza, hace uso de una de las canciones (para ella) más tristes.

Y se acabó, ha dicho. Y a ver cuánto dura.

domingo, 24 de enero de 2010


Se nos puso bonita la vida, mientras teníamos los ojos cerrados.

viernes, 22 de enero de 2010

Sumergir

Odio ese cumulo de dias en los que te sientes muy sola, quizá demasiado, y sobre todo por la estúpida razon de que te ves rodeada de mucha gente, pero no está quien de verdad quieres que esté. No encuentras voces que te hagan sentir acompañada y mucho menos abrazos que te puedan hacer sentir algo más arropada que en días normales. Porque esos días tristes y solitarios no son normales. No pueden serlo.
Y entonces desconfias del mundo, y te sientes 0, y sientes 0 en todo. Te aburres de esos días y crees que nunca van a terminar, tambien te planteas sobrevivir sin la ayuda de nadie, que es al fin y al cabo, como has estado sobreviviendo todos esos días en los que no le dijiste a tu madre que te sentiras realmente mal, ni le pudiste comentar a tu amigo que lo que en realidad te pasaba es que te sentias como una mierda, y que piensas que la vida es un circo, y que todos esos personajes que tenian un buen guion y una sonrisa perfecta, ahora solo son trileros, y malos, encima.
Y lleva razón, no puedo fiarme de nadie, ni de nada, porque a la que me doy la vuelta, la realidad es otra. Y mas que jodida, ya estoy aliviada. Porque todo eso me ha permitido sentirme libre, y saber que ya no hay nadie en el punto 0 de mi corazón.
Más libre, y algo menos sola.

miércoles, 20 de enero de 2010

No entregarlo todo, o presumir de ser fuerte a un toque de corazón

Es verdad eso que dicen de que una vez lo has mostrado todo, no pueden quererte como quieras que te quieren, ni mirarte como quieres que te miren. Pero yo pensaba que contigo iba a ser diferente. Pero no. Entregarlo todo en el primer asalto, es un error de los grandes. Tú estás en un sitio diferente al mío. Tú quieres carne, y eso no es algo malo, pero al final, es lo que me cansé de decirte: yo no puedo reducirme a eso, no sólo a la carne, no sólo a un deseo efímero, estúpido. No. No me da la gana.
Y espero no volver a cometer ese tipo de error, ni contigo ni con nadie. A veces ir de dura es un paso seguro, aunque después no te definan con esa palabra concretamente. Pero es la única manera de echar a andar con un chaleco antibalas en los ventrículos de mi corazón.

lunes, 18 de enero de 2010

Eso es lo que importa

Llevo la cuenta de las veces que me has dicho que te has enamorado. Y el total me sale 3. Yo fui la segunda, y no sé qué conclusión extraer de todo esto. Lo que sí sé, es que por encima de todo, pese a todo... habré sido yo quien más te haya querido, quien haya llegado a amarte con todas las letras, con todos los latidos y con todas las sonrisas capaces de nacer en un solo y mismo día.

Pero no voy a tratar de convencerte de algo así, porque prefiero no gastar el tiempo en algo que ya pasó, en algo que te parece más que lejano, en algo que ni siquiera a ti te importará. Como bien dices, fue bonito, pero son recuerdos. Y asi he aprendido a verlo yo. Asi estoy volviendome fuerte. Asi comienzo a asumir las vivencias.

Asi me siento mejor, mucho mejor. Y eso ES LO QUE IMPORTA.

domingo, 17 de enero de 2010

Todo es cuestion de proponérselo

Ahora mis domingos no son tus domingos, ni nuestros domingos. Ahora las comedias, los dramas, las tragedias, las veo sola. Y las golosinas, me las sube mi madre del quiosco del parque. Antes eras tú. Antes.
Y siempre que me pongo a recordar cosas así, siempre fue antes. Porque sé que aunque ahora fuera algo similar, no sería lo mismo. Y lo mejor o peor de todo, es que me he acostumbrado, y que intento pensar que la vida es igual de bonita. Quizá podría decir que menos dolorosa, porque ahora no hay consecuencias. Ahora no hay causas, ni efectos tampoco. Ahora sé lo que tengo, lo que no tengo, lo que puede sucederme y lo que puedo llegar a sentir.
Ahora veo las cosas con los ojos abiertos. No me engaño, ni trato de hacerlo para pensar que eres diferente y que en realidad el hielo que recubre las calles no se encarga de recubrir tu corazón. Porque estaría equivocandome. Y pienso, que tal vez un dia tu dejes de reconocerme, también. Sólo si me vuelvo fria, sólo si me encuentras como nunca fui. Solo si empiezo a actuar con el corazon en la espalda y los sentimientos perdidos en algun cajon de mi cuarto.
De todas formas, has sido sincero. Y a tu manera, cercano, con la intencion de que seamos tú y yo. Pero aún así, entiende que no entienda muchas otras cosas. Entiende que quiera dejar de entender porque la mayoria de explicaciones no (me) servirían. Porque no me ciego pero tampoco soy idiota. Porque me moriré habiendo sabido cosas que me habrán quemado la garganta y el principio y fin de cada latido de mi corazón. Pero no por ello me verás sufrir. Sabré maquillarme de tal modo que pareceré la chica más feliz del barrio, de la comunidad, y del país si hace falta.

Todo es proponerselo, ¿verdad?

Remitiendo

Me estoy recuperando, en todos los sentidos. Mi tos ya remite. El jarabe alivia mis síntomas y el sueño reconfortable siempre me hace sentir mejor. Aunque, cómo no, hoy tenías que aparecer en mis sueños. Un sueño ilógico donde repetíamos el último examen de la carrera, que ambos aprobamos.
Estoy recuperándome y estoy siendo consciente de ello. Y quitándome algunas espinas mientras hablo con personas que me comprenden y que intentan empatizar con mi dolor, o con mis decepciones rutinarias ante actitudes inesperadas... entonces, entonces me encuentro bien.

Me encuentro bien, y eso era lo que los dos queríamos.

viernes, 15 de enero de 2010

Sin voz

Te digo a principios de semana que estoy enferma, que me duele muchísimo la garganta y los oídos, pero parece ser que haces caso omiso hasta que después me preguntas qué me pasa, más concretamente. Y cuando ya regreso del médico, cuando un cajero fallido no me puede proporcionar MI dinero para comprarme varias cajas de medicamentos que se supone que son para ponerme buena, y al final voy a otro, y despues a la farmacia... no encuentro respuesta.
Y te digo en prosa (y en verso podria haberlo hecho) que me encuentro mal, y he perdido la voz por momentos. Y siento salir mi pulmon cada vez que estornudo... pero eso no te importa demasiado, bueno, a quien trato de engañar...eso no te DEBE importar demasiado.
Soy una amiga, sin mas, con dolores en varias partes de su cuerpo y seguiria alimentando la parte idiota de mi personalidad si esperara otras cosas.
Y creo que me he acostumbrado a algo (ya no me afectan tanto las palabras bonitas que me dices de cuando en cuando, y me las encuentro de sopetón ante mis ojos en esta pantalla de ordenador), y eso era uno de los primeros pasos que tenía que dar. Y por esa parte, estoy contenta. Ya era hora, supongo.
Ahora faltan muchos más. Pasos. Y después más y más. Hasta hacer mi camino, sin ti, a mi lado.
pd) También he sido capaz de dar un segundo paso y marcar mis huellas atrás. Ya puedo decir bien alto que no sabes ni debes ni puedes ya, ser mi antiinflamatorio perfecto, mi pastilla preferida o mi jarabe dulce. Hace tiempo que olvidaste la manera de cómo cuidarme y la técnica de para curarme, y lo mejor de todo es que debia ser asi, y que yo ya aprendi que asi era.

jueves, 14 de enero de 2010

Gracias (por todo lo que no has hecho)

Gracias por no venir a recogerme por sorpresa al trabajo ni secuestrarme un jueves noche para cenar. Gracias por no preguntarme qué me pasa en el trabajo y por qué estoy como estoy. Gracias por no tener más de un hueco para mí el fin de semana. Gracias por no adelantar/preferir/quedarte con el plan de dos, de una película y una manta ante cualquier otro. Gracias por no decirme que si mis ojos están más verdes cada día, no es por todo lo que lloré hasta hoy, sino por todas las lágrimas que me robaron las películas más tristes de la historia. Gracias por no quererme tanto. Gracias por no necesitarme como antes y gracias por no soñarme con frecuencia. Gracias por decir mi nombre sin connotaciones cariñosas y gracias por no darle marcha atrás al tiempo en tu memoria. Gracias por tenerme un poco más distante y gracias por sentir frío mi calor, e insensibles mis besos.
Gracias por todo eso, ya que de lo contrario, te querría como no debería volver a querer nunca: con necesidad. Pero me encuentro mejor y los pájaros están dejando mi cabeza vacía.Me estás salvando sin darte cuenta.

Brindaré por ello, con un vaso de agua natural.

Buenas noches.

miércoles, 13 de enero de 2010

Te quiero (con) todo

Te quiero para mi, para mañana, para el domingo por la tarde, para los buenos tiempos y los no tan buenos. te quiero para mis ojos, para visitar mis lunares, para volver a una noria, para mis sueños. Te quiero para mis noches, para mis oídos, para mi garganta y la punta de mi lengua. Te quiero para colarte entre mis secretos y no hacerte salir nunca. Te quiero para inundarte, explorarte, acariciarte, desencontrarte y volverte a encontrar. Te quiero de primeras y con anhelo. Te quiero para todos mis sentidos. Te quiero con locura y con razón. Te quiero con todas las letras del abecedario, incluso con esas letras que la gente no acostumbra a usar con frecuencia. Te quiero junto a mis poesias y mis versos inventados en madrugadas nuevas. Te quiero en cada estacion, en cada solsticio, en cada equinoccio. Te quiero con tus lagrimas y tus sonrisas. te quiero con todo. Te quiero en mi vida. Te quiero a ti.

lunes, 11 de enero de 2010

Nunca

A mi nunca me llevaste a la montaña, nunca me llevaste a ver las estrellas, y nunca me compraste una flor: una rosa, una orquidea, lo que sea, lo que fuera. No, nada de eso. Nunca fuimos juntos a Valencia a recorrer esas calles que a mi tanto me gustan. Nunca me compraste castañas asadas y nunca hicimos el amor en un lugar público.A mi nunca me has vuelto a hacer tan feliz sin nada de eso, pero, aun asi, a veces lo recuerdo como si fuera ayer, como si no hubiera pasado tanto tiempo.

domingo, 10 de enero de 2010

Debí suponer

Debí suponer que no porque comenzara un año nuevo, ocurrirían cosas nuevas y todo cambiaría (de la noche a la mañana). Debí suponer que la temperatura de tu corazón es más constante que la mía, y que para más inri, son desiguales, totalmente. Debí tocar tu pecho para descubrir que tus latidos son fríos y lentos. Y en cambio, los míos, son más que cálidos, más que veloces. Debí suponer que mi espalda desnuda y tus manos rozando casi todo mi cuerpo no sería suficiente para que tus huesos comenzaran a morirse un poco por mis huesos, y que tu boca comenzara a acunarse entre mis dientes. Debí suponer que el contacto fiel no serviría de mucho, más bien de nada. Debí suponer que los abrazos te sobran y las miradas no te calientan el alma, de momento. Debí suponer al instante que no te calientan el alma porque son mis ojos, y no otros, que son mis brazos, y no otros. Debí desearte un poco menos y no fui capaz. Debí rehacer tus sábanas al instante de deshacerlas y debí abrocharme el sujetador al minuto de haberlo desabrochado y tirado por los rincones de tu mundo. Debí cubrirme, abrigarme. Debí haber estado sorda, muda. Pero no, lo vi todo, lo escuché todo. Tu voz colándose en mis oídos, como si fuera otro tiempo. Vi tus manos recorrer los centímetros de la carretera de mi columna vertebral, como si se tratara de otra epoca. Pero no. A pesar de eso, a pesar de todo, de las luces y las sombras, de la noche y del calor; tú sólo quieres carne, deseo, placer, desnudos, orgasmos; y yo, yo, además, quiero mucho más. Pero no puedes dármelo, y dudo que pudieras hacerlo aunque (te/me) lo propusieras. Lo dudo mucho, lo dudo tanto... que no me quedan más alternativas que hacerme caso, y creo que lo estoy haciendo. Y creo que lo puedo conseguir. Y ser más fuerte, más convincente conmigo y con los demás, pero sobre todo, contigo. Y dejar de jugar contigo. Y dejar, sobre todo, que no juegues conmigo en cuanto a terrenos pasionales se refiere. No me quieres, sólo quieres la piel que recubre mi ombligo, mis codos y la pasión eterna de mi boca al despertar.
Pero yo lo que quiero es que alguien trate de amar la vulnerabilidad de mis ojos ante los rayos más deslumbrantes del sol. Yo lo que quiero es que alguien me rescate de la soledad de los días raros y tristes, y me convierta en la mujer más feliz de la faz de esta tierra (por unos segundos).
Eso me bastaría.
Eso es lo único que quiero.

sábado, 9 de enero de 2010

Demasiado fácil

Siempre me pregunté qué tipo de chica te gustaba, qué tipo de niña podía volverte loco. Siempre pensé en aquello que podía faltarme o sobrarme. Pensé en si llevaba demasiadas veces vaquero y debía ponerme más días a la semana pantalones de deporte. Pensé en alisarme el pelo por si sólo de esa manera te parecía alguien guapa. Pensé en volverme más veces hacia tu cara desde aquella silla por si al mirarme más a los ojos, podrías llegar a tratarme como yo deseaba que lo hicieras. Pensé en merecerte, como si fuera una meta, algo casi imposible. Pensé en rociarte de palabras y rimas asonantes sólo con el deseo de que algún día de un junio soleado lograras sonreirme desde el campo de futbol hecho de arena y de rayas trazadas con zapatillas. Pensé en morirme cuando vi tus apellidos en aquel listado, de aquel septiembre. Pensé en la de cosas que podrían separarnos y llegar a unirnos cuando pisé esa clase por primera vez, y te vi, con tu mismo pelo, con tus mismos ojos grandes y casi negros. Seguías siendo perfecto. Guapo. Y sonriente. Aunque no siempre y no conmigo. De hecho, creo que fui yo la persona a quien menos sonrisas le dedicaste. Quizá porque te seguí siempre el juego, quizá porque te perdoné todo, quizá porque te lo puse demasiado fácil, quizá porque estaba dispuesta a regalarte mi amistad de un soplido, en un segundo; para toda la vida.

Pero todo eso ya no existe. Todo eso ocurrió cuando teníamos trece y catorce años, y ahora ya no somos aquellos. Porque aquel niño dejó de ser para convertirse en un chico poco observador. Porque aquella niña dejó de ser para convertirse en una chica más madura pero con la misma capacidad de ilusión. O de espejismos, diría yo.

Todo aquello pasó. Todo se perdió. Todo se quedó en nada.

Y nunca tendrás la necesidad de recordarlo, ni de gastar un minuto más de tu vida en manifestar nostalgia por algo que a mí me pareció importante.

Inoportuna.

5 meses han pasado desde que escuchaste por última vez mi voz. 5 meses en los que seguramente tu mente no se haya apeado en la estacion que lleva como titulo mi nombre. 5 meses en los que habre dejado de existir para ti , un poco más. Y yo no he hecho nada para cambiarlo. No, porque perdí todas las fuerzas contigo, y por ti. Pero tú nunca fuiste demasiado inteligente para verlo. 5 meses en los que pensé que por muy remoto que pareciera, acabarías apareciendo, venciendo al orgullo, que no al dolor (como estoy aprendiendo a hacer yo). 5 meses en los que pensé que te haría rabiar esta ausencia, esta distancia. Pero no.
Y es que, ¿sabes algo? no paro de equivocarme contigo. O mejor, dicho, no paraba de equivocarme contigo. Cuando creía que podría darse la estupida situación de que tú quisieras abrazarme un poco más, o cuando podías echarme de menos, o cuando te gustaba hablar conmigo...pensé en esos momentos, entonces, que no me echarías nunca de tu vida, o que, si en aglun caso, yo me marchaba, tú vendrías a buscarme, por primera vez. Porque, si ehcas la vista atrás, siempre fui yo quien te buscó. Hasta aquel 18 de octubre en el que me metí en un coche para no volver jamás. Hasta aquel día en el que yo era una niña y escribí con tristeza aquel mensaje para ti. Fui yo quien fue tras tu número de telefono, tras tu email, tras de ti. Y nunca me cansé, hasta ahora. Hasta el mes en que me di cuenta que nunca tuve un papel en tu vida, en la obra de teatro que formaste para otros, para otras. Pero no para mí.
Y debí darme cuenta antes. Debí pensar que te resultaba fácil hacerme cambiar de idea, o conseguir que yo te perdonara y volviera a hablarte. Debí darme cuenta que una caja llena de caramelos con fotos pequeñas no es suficiente como para que alguien te tenga más aprecio y quiera quererte un poco más. Debí darme cuenta que si no te gusté con trece años, no te iba a gustar con cinco más, y debí pensar que no era demasiado desafortunada sólo porque siempre desée gustarte yo y al final resultó que te gustaba mi mejor amiga. Debí haberlo previsto. Pero siempre fuiste impredecible para mí.
Porque no sé qué es lo que te gusta, qué es lo que buscas, o buscaste. ¿Me adelanté? Lo siento. No pensé nunca que con trece años eras un niño pero con catorce no. No pensé en nada de eso. Sin embargo, si pensé que seis años después de vernos, algo se movería dentro de ti, algún nervio, algo dentro de tu estómago. Pero ni siquiera te sentiste nervioso, ni siquiera se te atropellaron los pasos. Sólo me miraste, y con eso, te bastó. Dime por qué te resultó tan fácil hacerte a la idea de no tenerme ni quererme como amiga, no sé... Puede que me lo llegues a explicar en una segunda vida, pero dime por qué te resulta tan fácil vivir sin mí. Porque ya sé que no soy nadie, pero yo siempre estuve ahí. Sobre todo, este último año. Pero ya lo habrás olvidado y yo ya no puedo hacer mucho más. Sólo aparecer en tus sueños, que lo dudo. Sólo pasearme por tu cabeza, y colarme entre algunas de las conexiones de tus neuronas para que tú me notes, y recuerdes que en su día si me conociste. Y sí estuve ahi, intentando estar en el primer plano, intentando ser una buena espectadora, con un buen asiento, queriendo saber qué te ocurria, saber si estabas sufriendo o si eras feliz.
Por consiguiente, tambien desee siempre que tu quisieras ser la misma persona para mi. Pero no luchaste por conseguirlo, simplemente yo te cogí cual muñeco de trapo y te llevé hasta el asiento más cómodo de todo mi palco. Y me viste ahí: de pie, sentada, (sobre tus rodillas, incluso), riendo, llorando, enfrente de tu portal, enfrente de tus ojos. Y de nada sirvió. Para ti. Y de poco, para mí, al final. Porque, al final, tuve que ser yo quien te llamara para pedirte que me preguntaras si ya había acabado la carrera, si estaba bien, o si me había ocurrido algo que debiera contarte.
Porque puede que fuera inoportuna el 80% de las veces al llamarte, al necesitarte; porque por todo ese conjunto de cosas, por toda la decepción, por todas las lagrimas, decido ser yo quien se apee ahora. Y quedarme lejos, bien lejos de tu suelo, de tu techo, de tus manos, de tus brazos.
No me abrazarás, pero tampoco me harás daño.

viernes, 8 de enero de 2010

No es tiempo de engañarme

No es tiempo de permitir enamorarse de algo que ya no existe, de algo que ya no es y eso es exactamente lo que ha estado a punto de pasarme contigo (y esperemos, que al final, no ocurra).

Me ha atraido algo que en su tiempo si existio: tu ser, tu personalidad, tu manera de sentirme de cerca, de intuir mi tristeza y mermarla poco a poco, pero a tiempo. Y ahora, quien me mira desde tus ojos, no es tu. Tú no llegas a tiempo a mi dolor, ni siquiera puedes reconocerlo, entenderlo,menguarlo,engañarlo. Tú no tienes el don que tenia el chico que conoci con quince años, y no hay nada que sentir. Tú no encajas con lo que yo necesito de alguien que conservaria a mi lado todos los dias de mi vida, todas las noches de mi vida. Con el paso del tiempo nos vamos deshaciendo de pequeñas partes de nuestros carácter, de nuestra forma de actuar y de querer con el corazon y tu no me vales, no ahora, no siendo asi.

No es tiempo de pensar en quien fuiste, en lo que fuiste, porque esa persona no volvera, y no quiero buscar en otros lo que en ti he estado buscando estas semanas. No quiero mas perder el tiempo, la esperanza y la ilusion. No es tiempo de explicarte el origen de cada pinchazo en mi piel, porque tampoco llegarias a tiempo. Porque han faltado palabras, mensajes de noches que sanaran este corazon idiota, miradas que despejaran la mente y abrazos que abrigaran segundos y espantaran escalofríos. Porque tú hoy por hoy no puedes darme mas, pero no volveré a pedirte cosas que nunca mas podrias darme.no acertarias, y yo, sin embargo, doy en el clavo de las estupideces. De mis estupideces.

50 puntos en la diana de mi vida.50 mentiras inventadas de creer que eras tu, (todavia) 50 sueños perdidos por intentar ver en tus ojos al chico a quien quise con cada latido diario de mi corazón entero.

miércoles, 6 de enero de 2010

Y a ti te dará igual

Me iré de aquí para no volver después. Me cambiaré de casa, de teléfono, de dirección. Me cortaré el pelo un poco y me compraré camisas, chalecos de lana fina y unas botas sin tacón pero altas. Hasta las rodillas. Me pintaré bonita la cara y me vestiré con la sonrisa más acorde al día de un sol grande. Me emborracharé la noche de un viernes en compañía de alguien que no sea tú y me harán daño otra vez. Me enamoraré, y me acostaré con otros tantos tíos que no llevarán tu nombre. Me harán gemir de placer y gritar de felicidad. Me acercarán a un cine de verano y a la ola más templada del mediterráneo. Y pisaré esos granos de arena que en su día pisé contigo; cuando tú aún llevabas aparato y mis pechos seguían desarrollándose.

También me invitarán a comer en un italiano y me sentiré afortunada, feliz. Y volveré a sufrir. Y tendré esas taquicardias que tan poco me gustan y me remataré a mi misma con cafés cargados. Y tendré algún pequeño accidente doméstico o me romperé algún hueso sin importancia. Lloraré al ver una película muy triste, o al escuchar una de las canciones más lentas y suaves. Releeré tus cartas por penúltima vez y me mentiré al escribirlo, decir(te)lo. Me inventaré una segunda vida contigo y tú...

Tú estarás bien. Y no te importará que (me) ocurra todo esto aún sin estar tú. Porque te resultará bien indiferente que disfrute de otros, con otros, o que me aleje de ti, o que trate de respirar bien pero lejos de ti. Y olvidarás cómo era mi casa cuando aprendimos latín entre el calor del radiador más viejo. Y tratarás de perder recuerdos que de poco te servirán entonces, cuando tengas tu vida completa, y tú te sientas pleno, y realizado. (supongo). Y romperás alguna que otra foto y alguna que otra carta, y con ello, porciones de amor condensando en letras que forman verdades y componen versos de admiración.

Tú, entonces, habrás olvidado cómo es mencionar las cinco letras de mi nombre, y dejarás de recordar todos los apodos que te inventaste para mí. Y no me imaginarás de ningún modo. Ni rubia, ni morena, ni triste ni feliz. Porque puede que aún cuente en tu vida, pero seguramente ocupe uno de los últimos puestos. Y de alguna u otra forma, habremos perdido tanto en tan poco. Y así es la vida, pensarás. Y no te dolerá.

Pero a mí, a mí me joderá en lo más hondo. Así de claro, y de triste. Así de cierto.

lunes, 4 de enero de 2010

Amigo invisible

Vale que ahora no puedas actuar conmigo de manera diferente. Vale que hayas puesto mucho de ti en todo esto (para que vuelva a ser como antes). Vale que te lo agradezca, pero piensa en todo lo que he hecho yo hasta este instante. Piensa en mis palabras, en las fotografías y en las risas que he ido repartiendo con tal de que sintieras que estaba, a cada segundo, más y más cerca.
Vale que no sepa grabarme las verdades a fuego, vale que me ilusione con algo que no existe y me cueste reaccionar, vale que gaste mi tiempo en cosas inútiles. Vale que me acuerde de tus dulces favoritos y quiera comprártelos. Todo eso vale.
Pero, al final, el azar me la juega y me tocas de amigo invisible. Tú. Tu nombre en un papel demasiado pequeño pero con bastante significado. Y porque éste va a ser uno de los últimos pasos que vaya a dar para demostrarte que esto no ha sido un lapsus, que sé perfectamente cuándo estoy sintiendo, y el qué. Que siento ser cálida en el 90% de todos los momentos que forman parte de mi vida. Que siento ser contigo como soy, porque probablemente ninguno de los dos nos lo merezcamos. Que lo único que voy a hacer es reunir en esa pequeña caja las cosas que creo que aún te gustan. Y hacerte recordar que asi soy yo.

Para bien, o para mal.

domingo, 3 de enero de 2010

Tenías razón

¿Sabes algo? Creo que tienes razón. Sí, en eso de que lo mejor está por venir. Yo creo, espero y deseo que algún día va a llegar alguien a mi vida, y le dejaré entrar por la puerta principal, y después, él se quedará. Le reconfortaré un buen lugar en mi palco y se enamorará hasta de mi nombre. Le calarán mis besos de madrugada en algún viejo portal de la ciudad, y juntos los transportaremos hasta debajo de las sábanas. Y tendrá hambre de mis huesos y mis curvas, y mi boca. Y le daré de todo con tiempo lento, pero in crescendo.

Y entonces sé que yo también me enamoraré de él. Perdidamente.
Y trataré de no comparar amores, ni felicidades.
Y quizá, sólo quizá, llegue el día en que descuelgue el teléfono, marque tu número y te diga:

"Pablo, tenías razón, lo mejor estaba por llegar. Y yo ya lo tengo".
Me niego a ser mendiga de unos besos sin sabor.

sábado, 2 de enero de 2010

¿Qué quieres que te diga?

¿Qué quieres que te diga? Que después de echar el polvo de despedida el día 1 de enero (buena manera de empezar el año) no puedo sentirme peor. Y puede resultar ilógico, pero después de un cúmulo de besos, después del placer y la confianza compartida, después de tu voz en mis oídos con esa música de fondo que tanto me gusta, y mi espalda cual guitarra electrica fuera bajo tus dedos entonando algun acorde... sólo puedo sentirme estupida, y mucho, mucho dolor.

¿Qué quieres que te diga? Que después de follar sólo aciertas a taparte con la manta para ver una pelicula que se de sobra que no te gusta, pero lo aguantas, y al mismo tiempo, no me miras y tampoco te decides a abrazarme. Y entonces me doy cuenta que estoy haciendo el gilipollas arrinconandome en tu pecho, volcando porciones de cariño en un corazon que ya no sabe tener palabras para mí. Y me recuesto en el otro lado del sofá, y estamos a dos metros, pero entonces, mi mente, me traduce que en realidad estamos a mil doscientos km. de distancia.

¿Qué quieres que te diga? Que esperaba más cariño y dos besos bien dados a la hora de despedirme. Que viendo el poema que reflejaba mi cara decidieras buscarme, seguirme, y no en plan peliculero, o para quedar bien, sino para hacerme sentir mejor, que no costaba tanto. Te lo digo yo. Esperaba que yo fuera más importante y acabaras bajando esos dos pisos para tocarme la espalda y envolverla entre tus dos brazos, con el único deseo de no dañarme aún más.

¿Qué quieres que te diga? Que ya he perdido la vergüenza de llorar de camino a casa mientras otros chicos de nuestra edad no hacen más que girarse viendo como una persona más de este mundo no atina a sacar un pañuelo de su bolso para borrarse las lagrimas de la cara. Que acudo a ti a través de mi telefono y no entiendes nada, y has perdido la capacidad de calmarme, y la capacidad de hacerme sentir que quien fuiste, aún sigue ahí. Pero no. Y quiero saber qué maldito día se me meterá ese asqueroso cuento dentro de mi cabeza, para no marcharse jamás. Quiero saber cuándo me volveré lo suficientemente inteligente para saber que tú buscabas eso, y nada más, y que por cualquier otra persona hubieras bajado, cruzado la puerta y vuelto a mis brazos. Pero hacía mucho, mucho tiempo que no me sentía tan PEQUEÑA.

¿Qué quieres que te diga? Que no creo ya, en eso de que no hay mal que por bien no venga.

Saca tus conclusiones, porque yo ya no puedo más.

Da tanto igual

Da igual que intentes estar guapa o intentes ser la chica más sexy porque no me vas a mirar como quiero que me mires. Da igual que me veas con un vestido o con una falda, con el pelo liso o rizado. Da igual que me veas sonriendo o no porque no te voy a gustar más o menos. Simplemente voy a ser indiferente ante tu corazón.
Da igual que te intente volver la vida más bonita con frases en papeles llenos de afecto o a través de mensajes nocturnos que te hagan saber lo mucho que te quiero.
Hasta da igual que te diga que te quiero mucho en un descansillo de mi edificio, el dia de año nuevo, a las ocho de la mañana. Da tanto igual que sepas todo lo que sabes y el daño que puedes causarme, que tú sigues viviendo como si todo fuera sencillo. Y sin saberlo, lo vuelves complicado.
Y sin saberlo, has perdido mucha de la magia que yo creia que aún quedaba en ti.
Y ya no me da rabia, porque sé que no puedo ni debo cambiarlo. Me da nostalgia, de todo lo que supe descubrir en ti, contigo.
Y ahora ya no hay eso que a mi me hacia vivir.
Y puede que te esté idealizando, y eso deja de ser sano en el momento en el que me salen mas lagrimas que risas.

Y lo que quiero es vivir.

VIVIR.

Reconozcamoslo

Siempre se puede ser más estúpida, que ya no (tan) ilusa. Siempre se puede soñar de todo. Siempre puede tocar el gordo con un sueño raro el dia de año nuevo. Y asi me ha pasado contigo. Llevo 5 meses sin aparecer en tu vida, ni tú en la mía. 5 meses de ausencias, de silencios, de distancias y de pérdidas. Tú no llevarás la cuenta, y cuando yo deje de llevarla, me sentiré libre de todo. Me habré despojado, entonces, de la forma en que sonríen tus labios y del brillo que desprenden tus ojos en mitad de la noche. De la forma en que andas y de tus pasos al andar. Pero, como puedes ver, aún cuento los dias en los que aparento ser fuerte y los dias en que acabo siendolo. Y contigo, gracias a quien quiera que sea, lo estoy siendo. Supero esas noches de alcohol en las que miro el telefono con ganas de marcar, pero al final lo logro y no te llamo. Y todo esta en paz. Mi mente, sobre todo. Despues, al dia siguiente, al darme cuenta que no te llamé y que aún estoy cumpliendo mi promesa. Y tambien se que tu estas muy seguro de que volvere a aparecer, pero no. Lo tengo claro. No puedo tropezar otra vez con la misma piedra. Ya lo hice este verano y me arrepentí de ello. Por tu falta de humanidad conmigo. Y eso no me lo quita nadie. De hecho creo que pocas personas podrian haberte perdonado lo que yo, y pocas personas habrian tenido tanto aguante, paciencia y mil cosas más que nunca, nunca, supiste valorar en mi. Y tampoco pedia eso. Solo pedia que fueras sincero contigo mismo, y ni siquiera eso. Y se paso el tiempo.
Pero mientras tanto, poco me cuesta dormir el dia de año nuevo media hora, para que en esa media hora aparezcas tu, a traves de una pequeña mentira, a mi vida. Y te haces pasar por otro, y entonces abrimos esa ventana que nos lleva a una conversacion basada en unas frases que ni siquiera entiendo: "Queria volver a saber de ti, y no sabia cómo hacerlo. Y es que mi novia es muy diferente a ti, no te pareces en nada a ella. Y aun asi yo no se qué siento por ti, no puedo decirtelo porque no sé nada. Pero necesitaba hablarte".

Es algo penoso que sueñe esto, contigo y esas palabras que nunca en tu vida podrías escribirme.
Reconozcamoslo.