sábado, 20 de noviembre de 2010

Pensar un poco en mí.

Hay días que te hacen dudar de (absolutamente) todo, y cuando eres realmente consciente de ello, ves que no te importa demasiado, que si las cosas suceden, igual es por algo, por algo que se escapa de tus manos, por algo que tú no controlas, por algo que no ocurre por tu culpa, sino por el resto, que prefieren que así sean las cosas. Y entonces empiezas a no comprenderlo, pero después todo cambia y descubres que te da igual comprenderlo o no. Hay ciertas cosas que no están hechas para ser comprendidas, pero lo mejor, lo mejor de todo, es cuando ese cúmulo de cosas no te afectan, o no te ponen triste, o no te sacan una lágrima de las que antes sí derrochabas por creer que tú podías cambiar el mundo, o actitudes que sabías que no estaban bien, o palabras que sabías que nadie debía pronunciar. Pero supongo que cuando alguien es capaz de abrir bien los ojos, puede contemplar lo que antes no se paraba a ver: que pensar en sí mismo durante unos minutos, no está nada mal. Que salir a respirar sin demasiados kilos en la espalda, te vuelve más ligera, y te serena la vida. Que esperar menos y vivir más, es la mejor consigna de todas. Que hacer reír y tomarse un café cremoso a las cuatro y media de la tarde es el mejor regalo de un día cualquiera. Que si uso tiritas es porque no existe otra manera de curar las heridas superficiales (no me gusta no poder sentir nada cuando toco una superficie, otra piel, cualquier objeto frío). Y que si desde hoy empiezo a cuidarme el corazón, es posible que no me haga falta salvavidas nunca más.

1 comentario:

  1. No se , pero un placer , un momento a gusto ,a lionda conversación , en cualquier cosa buena e la vida siempre hay un cafè de por medio .
    Saludos.

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