Yo le quise de esa forma, me tranquilizaba saber que estaba (cerca o lejos), pero lo importante era eso, que estaba. Pronto cambiaron las cosas, quizá debí haberlo previsto.
Caminé sola hacia casa, desapareció mi sonrisa y descubrí que me acompañaba la sensación de haberle dado más de lo que se merecía, mucho más de lo que yo había recibido. Por eso, por esa sencilla razón nunca me salieron las cuentas.
Cerca o lejos cuando “está” el calor permanece, aguarda cálido cada instante.
ResponderEliminarAl contrario, el frío contagia cada célula, inunda cada momento para llenarlo, quizás, primero, de decepción, luego de ausencia y, seguro, después, de vacío. Un enorme, eterno e inhóspito vacío.
A mi tampoco me salieron.
ResponderEliminarMe costó mucho llegar a darme cuenta cuanto le daba, cuanto me importaba, mucho más de lo que yo misma quería creer...
Yo nunca me arrepenti de haber dado más de lo que creo que se merecia,si supe que no habia recibido ni una mínima parte de lo que le di,pero.Si lo hice fue porque lo sentía y si te paras a pensar.El pierde más que tu.
ResponderEliminarLas cuentas en el amor nunca salen. Siempre hay uno que da más. Creo que lo importante es que no sea siempre la misma persona.
ResponderEliminarUn beso