lunes, 4 de mayo de 2009

...Espera de nada...


Han pasado tres semanas desde que no hablamos y no parece importante. No has aparecido y a nuestros contactos en común, tampoco les hablas de mí, ni pronuncias mi nombre con las teclas. Tampoco sabes cómo estoy... quizá sí dónde, porque a través de palabras que le dedico a mis amigos sabes dónde me encuentro, o si estoy cansada. Pero se acabó.


Se me hace extraño no saber de ti, ver la abreviatura de tu nombre en mi pantalla, la foto que tienes puesta desde hace meses...y desconocer si eres feliz, si la chica de la que estabas enamorado (y estás, supongo), está a tu lado o se está encargando de hacerte feliz. O si, por el contrario, tu vida sigue más o menos igual, con la rutina de la facultad, los exámenes a la vuelta de la esquina y las tardes de fútbol con tus amigos. No sé nada. Y sé que no me tendría que hacer falta, pero supongo que desde septiembre has sido esa persona que siempre he querido encontrar al otro lado.


Al otro lado de mi pantalla, del teléfono... Y no te miento si te digo que cuando dejamos de hablar, esperé una señal de ti en forma de carta. No electrónica, no. Tenía la intuición, o mejor dicho, el deseo o la necesidad de regresar a casa después de unos días fuera, abrir el buzón y ver un sobre blanco, con mis señas (que las sabes, y las tienes), y tu nombre de pila en la parte de remitente. Con un folio escrito por una cara dentro, no pidiendo perdón explícitamente, (tú no eres así), pero sí hablándome de lo sucedido y diciéndome que estabas arrepentido, y que querías que volviéramos a hablar. Vale, puede sonar a un "perdón", pero no con todas las letras. Si tú hubieras empezado así, de alguna manera...puede que yo te hubiera contestado, o te hubiera llamado diciéndote lo tontos que hemos sido... y hubiéramos vuelto a saber el uno del otro. Pero..ha pasado casi un mes, y este es el tiempo más extenso en el que hemos estado desconectados el uno del otro, cosa que me hace pensar que tú no me necesitas, que n o te importo nada y que nunca fui especial para ti. O quizá dejé de serlo el día en que yo quise que me olvidaras porque tú no querías verme, o simplemente no te apetecía o no tenías tiempo, o estabas liado...como casi siempre, y a mí todo eso me sonaba a pasotismo o indiferencia. Y me duele. Y no puedo poner una cara distinta a la que me sale cuando cosas así me suceden, y más cuando se trata de ti.


Pero lo peor (y penoso) de todo no es que te escriba en estos momentos, cuando tengo dos libros por leer, muchos apuntes que pasar a limpio y problemas de estadística por entender... sino esta espera. Esta estúpida espera de nada, que podría ser todo sólo con que a ti te diera la gana saludar con un simple "hola" y empezar a hablar de esto. Una espera que no vale la pena, porque sé que no volverás, que te encanta saber que yo algún día volveré a ti... o no.


Una espera que no tiene sentido, ni lógica. No es racional. Yo tampoco lo soy cuando gasto parte de mi tiempo sobre la toalla, en la playa...pensando en los besos que me diste. No aprendo. Es algo que me digo siempre pero que no logro cambiar. Podría escuchar la lección mil veces...podrían explicármelo en prosa, en verso, con listenings o dictados...pero no lograría entenderlo. No sé (muchas veces) aplicar a la práctica una teoría que a priori, resulta bastante sencilla. Y la comprendo, pero debe ser que no concuerda conmigo. Que soy masoca, o simplemente sensible. Asquerosamente sensible. Porque pienso en la forma en que me miraste antes de dirigir tus ojos a ese semáforo, y entonces creo que esa persona y la que habló conmigo por última vez, no es la misma. No puede ser la misma (me digo). Pero sí, lo es. Lo eres. Y no hay nada que me apene tanto, que saber que yo no puedo cambiar esto.


Pero no puedo rendirme a tus pies. Y tú lo sabes. Sólo espero que aparezcas antes de que cumplas 21 años, que es dentro de nada... y que no me hagas sentir, de nuevo, estúpida, siendo la que vuelve, siempre. Eres capaz. Se te da bien y yo te lo reprocho, porque yo también soy adulta y creo que no me merezco todo esto. Si alguna vez me has apreciado, si alguna vez te he importado, aparece. O aunque sea por última vez, pero si acabamos, que acabemos de un modo más civilizado.


Porque yo creía que éramos amigos, pero tú no te lamentas por esta distancia, ni porque ahora entre los dos no exista absolutamente nada, ni palabras, ni nada... Y yo estoy cansada, y ya no sé qué más puedo decirte...



4 comentarios:

  1. Siempre te he dicho que siendo historias diferentes son muy parecidas...
    Yo tampoco sé de él desde que se marchó...
    No sé si estará feliz en su nueva ciudad, en su nueva casa...
    Nunca pedirá perdón por haberme roto el corazón,
    pero eso tampoco lo espero...
    Tiempo, distancia y mucha paciencia...

    Un beso enorme

    ResponderEliminar
  2. Tal vez lo mejor sea hacer borrón y cuenta nueva. Olvidar. Y dejar que el tiempo se encargue de todo lo demás. Si te sirve de consuelo, su ausencia es lo mejor que te puede estar pasando. Y quizás, con el tiempo, tengas que agradecérselo.

    Saluditos y ánimos desde la azotea.

    ResponderEliminar
  3. ¿ y por qué ser tu quien de de nuevo el paso? ¿por qué volver a llamar, a escribir ?
    Quizá es hora de devolver su misma moneda, de ofrecer el vaso con liquido amargo con el que El nos recibe...

    ResponderEliminar
  4. Tambien cabe la posibilidad de que una vez asumido un rol, no sepa como volver atras...
    Yo en cualquier caso pensaría qué es lo que me hace mejor a mi, dejaría que pasase esa fecha sin felicitarle.. a ver si reacciona..
    Debes pensar qué quieres tu, y cuando lo tengas claro... sopesar pros y contras... y decidas lo que decidas.. adelante con ello

    ResponderEliminar