jueves, 11 de febrero de 2010

Brindaré


Todo lo que antes nos unía, ahora nos separa. Y la vida lo está haciendo bien. Nuestras vidas lo están haciendo bien, y nosotros, para qué engañarnos, también. Y eso que estamos poniendo mucha de nuestra parte en que todo esto salga bien, pero, no vayamos a engañarmos, la vida seguirá separándonos de una manera inteligente, sabia. Y entonces no nos habremos dado demasiada cuenta, no nos dará demasiada pena, y habremos salido sanos de todo esto. Se recordarán los recuerdos como días felices, como los días de carnaval en el colegio, como las tardes de nuestros cumpleaños rodeados de globos, como los paseos en buena compañía, como un dulce después de mucho tiempo sin saborear uno. Así intentaremos recordarlo, o al menos, yo. Pero también te digo, que he pasado casi la mitad de mi vida viviendo arrastrando recuerdos de los cuales ni un tercio se han vuelto a repetir, y eso me ha hecho abrir los ojos. Y cuando los abro, no estás TÚ. O si estás, no eres tú. No eres realmente tú. No solo quien necesitaría que fueras, con otra manera de ser, sino tu magia, las cosas que desprendías con solo mirarme.

Parece mentira, pero a veces basta un único año para maltratar una amistad que lo era todo para mí. Hubiera sobrevivido con ella únicamente, hubiera cabalgado desiertos y nadado océanos con tal de salvarla. Pero a veces las fuerzas se acaban. Es como si de repente me robaran todo el potasio de mi organismo, como si me robaran soplos de aire, como si mi corazón latiera a la mitad y mi mundo fuera algo más estrecho. Como si en un momento me volviera claustrofóbica y no supiera salir de un laberinto. Pues bien, así lo siento. Tengo fuerzas, pero no tantas como creía para sentirme abrumada con esta nueva y última oportunidad.

Daré parte de lo que tengo porque tú y yo podamos seguir sonriéndonos el resto de nuestras vidas, sea el momento que sea, aunque nos encontremos una vez al año, o aunque nos escuchemos nuestras voces sólo en los días de navidad o en los cumpleaños, por teléfono. Sea como sea, pase el tiempo que pase y sea la vida que sea que nos espere, yo estaré ahí. Y puede que entonces queden o no lazos que nos unan de alguna manera. Si los hay, brindaré por ello una noche fría, con un cubata, también frío, a tu lado. Y si no los hay, brindaré yo sola, con el más dulce de los licores, y la razón será el haber disponido de tiempo suficiente como para invertir felicidad en un proyecto que siempre fue en común, que siempre fue de los dos.

Y no me da pena, ya. Y a ti tampoco, porque lo sé. Porque te has vuelto frío, fuerte, has comenzado a ser todo lo que no supiste ser antes con nadie. Porque has madurado por una parte, por esa parte que nunca supe ni pude descubrir en ti. Porque estoy segura que faltaron y sobraron demasiadas cosas como para llegar a tiempo. Porque yo siempre llego demasiado temprano a todo y tú siempre llegas tarde.

Y porque los dolores de cabeza se están acabando. Porque los pájaros de mi cabeza ya no llevan tu nombre ni el color de tus ojos. Porque lo que sí perdimos y no hemos sabido recuperar, se quedó entre dos puertas recién pintadas y no volverá. Porque toca sonreír. Tú, desde ahí, tu sitio, y yo, desde aquí, desde mi pequeño hueco.


5 comentarios:

  1. "Porque yo siempre llego demasiado temprano a todo y tú siempre llegas tarde."
    Con esa frase, recorde años de historias ya perdidas(por no decir muertas)...

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  2. aprendemos a vivir con lo que nos viene, sea lo que sea, porque es la unica manera de seguir.

    un besazo!

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  3. Pasar página siempre es bueno... Sólo procura no dejar de vivir por ahorrarte el sufrimiento, ¿vale?
    (Creérselo y lanzarse no es nada malo, de verdad).

    Un beso.

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  4. si la sonrisa de la foto es tuya, es que hay motivos para el optimismo.

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