martes, 24 de febrero de 2009

El placer de tenerte

Como el placer que siento con las duchas de agua muy caliente. Como el placer de que suena la alarma y la apagas, porque todavía quedan dos horas para levantarte. Como el placer de un abrazo que hacía mucho tiempo que no recibías... Así me he sentido yo a tu lado. Llena de placer. De alegría. De felicidad continua. Es algo que tenía que decirte y a la vez, algo que quiero recordar durante mucho tiempo. Pero no va a ser difícil conseguirlo. Te tengo en mi cabeza todos los días, una media de 13 horas al día... y recuerdo este fin de semana con parte de tristeza que no me suelta porque sé que estás lejos, y eso me mata por dentro, y se nota por fuera.
Ha sido todo muy rápido, y hacía tiempo que no pensaba que estas cosas también pueden salir bien. Has sido algo inesperado, al igual que yo para ti, pero desde que empecé el nuevo año, nada mejor me ha ocurrido, tú, sólo tú. Y sonrío, porque sé que te vas a quedar mucho tiempo y porque pareces real, eres de verdad, y eso, además de gustarme, me hace quererte sin sentir tanto (tanto)...miedo.
Como sentir que quiero que volvamos a hacer(nos) el amor y pensar que ojalá hubieras sido tú el primero. Como pensar que quiero tenerte cerca, y no puedo, pero que sí existe el esfuerzo, la ilusión y el empeño. Simplemente consiste en saber hacer una buena mezcla de todas estas cosas, de saber equilibrar las ganas con la ilusión, y a la vez, coordinarlo con los sentimientos, que si están a flor de piel, (mejor que mejor).
Y que has sido (y ojalá sigas siendo) mi mejor medicina, mi salvación, una oportunidad más, la demostración de que aún persiste mi capacidad por hacer sentir. Que eres lo que quiero y lo que sueño. Porque han sido tantos besos... y porque no estoy cansada, porque de cansarme, quiero que sea contigo, y que esto nos sirva para querernos aún más. No voy a olvidar este fin de semana, eres tú, (y recalco), SÓLO TÚ, el encargado y culpable de haberme hecho tan feliz. Supongo que lo sabes, pero no está mal recordártelo ¿verdad?
Creo que puedo darte las gracias, pero en estos momentos de mi vida, prefiero sustituir esa palabra por otra cualquiera, que suene también a agradecimiento y a cariño también. Creo que puedo decirte que te quiero, y creo que quiero mirarte cada día, (aunque no pueda ser). Pero ese es mi deseo, y mi deseo empieza con tus ojos y acaba con la última letra de tu nombre (que tanto me gusta, también).
Placer. Risas. Cosquillas. Caricias a medianoche. Desnudos y piernas cruzadas. 3 horas de sueño. Juntos... Tú. Yo. Tú y Yo.

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