miércoles, 4 de noviembre de 2009

20:22 No puedes hacerme esto, todo, todo menos olvidarme

Dime que soy idiota, pero la reacción de haberte llamado ha sido totalmente espontánea, inesperada. Ha sido innato, y no he podido controlarlo. Ni siquiera he llegado a pensar que podría sentirme peor si tú pudieras decirme algo que me hiriera. Sólo he sabido que quería escucharte. Al cuarto tono quería desistir y ha mermado, a grandes pasos, mi ilusión por intentar hablar de lo que nos quedó por hablar. (Aunque según tú, todo está hablado...)
Dime que soy idiota por haber sonreído el 85% del tiempo de la llamada. Dime que soy idiota por pensar que tú has podido imaginar esas sonrisas, y tu memoria, vivirlas (por los dos). Dime que no debería haberte llamado para crear más recuerdos, más frases... dime que a veces lo estropeo, o no. O convénceme de que en realidad, nos hace falta hablar. Aunque sea de vez en cuando, pero no te encargues ni te propongas borrar o espantar parte de tu infancia sólo porque fue demasiado bonita, o porque yo estuve allí y no fuimos quienes pudimos haber sido. Sólo por eso no debes arrebatarte (ni arrebatarme) porciones de felicidad que sí manifestamos, y experimentamos. Con esos años de inocencia y con nuestra mutua presencia. No debes olvidarlo. No debes olvidarme. Aunque pienses lo contrario.
Ojalá me pudiera quedar en tu memoria el resto de tu vida, de manera que al recurrir a ella para buscarme en alguna sonrisa lejana, tú también sonrieras. Eso es bonito. Y posible. Pero como siempre, está en tu mano decidir por los dos. Decidir si quieres echarme y dejarme fuera de tu puerta. Está en ti conseguir que nos perdamos (o no) y hacerme más feliz de lo que podría ser. Y no suelo pedir mucho, y si en esta ocasión te lo parece, lo siento. Pero me resigno a no contar en tu vida, aunque sea en forma de una leve nostalgia que a veces, en lugar de calentarte los músculos y el alma, te apena tus más pequeñas lágrimas.
Yo no sé qué puedo hacer para convencerte de que estás andando por el camino incorrecto. Estás caminando a través de caminos que no dejan sitio para lo que sí viviste. Y sí, joder, sí, forma parte de tu pasado, ¿pero por qué deshacerte de él si te dio cosas bonitas? ¿por qué no recordarme si te estoy pidiendo lo contrario, con todo mi corazón? Te lo aseguro... sería el mejor regalo que pudieras hacerme. Pero yo no sé si eres capaz, y sobre todo, si tienes voluntad de dejarme un hueco especial en esa cabeza, y por consiguiente, en ese corazón. Aunque dudo seguir estando en alguno de esos dos sitios. Lo dudo, aunque, de ser sinceros, me gustaría estar en los dos. Y pagar la parte correspondiente a tu dolor, con el mío, si hiciera falta. Pero creo estar segura de que si me echas de tu vida, o si destiñes el recuerdo de lo que fui para ti, sólo porque esa niña de diez años no va a volver a existir ni a rodear las papeleras y pasillos de nuestro colegio; te habrás arrebatado, para el día de mañana, un motivo más por el que sentirte algo más feliz.
No me contemples como una pieza de puzzle inútil que sólo sirve para entorpecer, o que no coincide en ningún sitio. Sólo depende de ti que encaje mi sonrisa, mis ojos o mi nombre en algún pequeño solar de tu mente. Y déjame bajo el sol, bajo la lluvia o entre copos de nieve, déjame con lo que quieras, pero déjame estar ahí.
Yo no he cambiado tanto, y si quisieras, todavía podrías encontrar parte de la niña que fui con sólo mirarme a los ojos y tocar mi corazón sin pretenderlo...
(...pues lo haces cada vez que oigo tu voz, tu risa o tu manera orgullosa de saber que eres importante para mí. Ojalá yo, pudiera despertarme mañana, y estar igual de orgullosa por saber que soy lo mismo para ti).

2 comentarios:

  1. realmente alguien se merece tanta añoranza?.. espero que sí...

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  2. A veces el cariño es asimétrico y es siempre el mismo quien pone toda la ilusión.

    Busca a alguien que te valore, que lo mereces.

    Un beso.

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