jueves, 26 de noviembre de 2009

Aprender algo más difícil

Ayer escuché antes de quedarme dormida en la sala de cine, que debemos aprender a querer lo que es bueno para nosotros. Lo vi y lo entendi a la primera.
Ni R ni C nunca podrían haber sido ni serán buenos para mí (he tardado en reconocerlo, pero por fin).
Sí, con nada son capaces de que mi boca se tuerza hacia arriba y que mi corazon lata a ciento cuarenta por hora, pero eso a veces, no es sano. Y yo no siempre he sabido verlo.
La alegria, emocion, ilusion y desenfreno que puedo llegar a sentir por/con sus palabras, las de ambos, es directamente proporcional al dolor que me pueden causar. Tienen el poder de sumirme en la mas envidiable de las felicidades, como en la más negra de las penas. Y eso, eso no es bueno para mi. No va a cambiar.
Lo que si tiene que cambiar es mi actitud, no frente al mundo, al menos y por ahora, frente a ellos dos.
No puedo permitir que vengan mas personas como ellos a destrozarme el corazon para después ir cubriéndolo con gasas y apositos que nunca, nunca, nunca, seran suficientes para remendar todos sus errores. Y eso no es cuestion de no olvidar, es cuestion de que cuando el dolor cala, (hasta lo mas hondo), es imposible mirar hacia delante sin mirar de reojo (en ocasiones).

En realidad, eso que escuche, lo de aprender a querer lo que es bueno para nosotros, suena genial, pero llevarlo a la practica es mas chungo. Sin embargo, tonta seria si me plantara aquí, y no intentara conseguirlo, o como mínimo, planteármelo. Yo quiero olvidarme de ambos, al menos lo suficiente como para no vivir otra vez lo mismo, no esperar nada y desquiciarme con tantas meteduras de pata ajenas. Asi que el unico camino que me queda (o no) pero que, eso si, me exijo de ahora en adelante, es valorarme, y valorar lo que se presente por delante. Esto no consiste en quedarte con la primera persona que pasa, ni siquiera concederle todo tu amor solo porque a primera vista es simpatico y se porta bien contigo. No todo es tan simple.

Y se que cuando una de las personitas que mas quiero lea esto, se dara cuenta que se encuentra en la misma situación que yo. Que no siempre quien mas felices nos puede hacer, son los mejores.Si, suena raro, paradójico incluso, pero es asi. Nunca lo he visto tan claro. Idealizamos tanto algunos seres, algunas identidades y acciones, que dejamos de ver la bondad en otros individuos que no les ofrecemos la oportunidad de intentar abrir nuestras puertas, que las cerramos demasiado pensando que nada asera igual de bueno o que no seremos nunca tan felices.

Pero cuán equivocados estamos todos.

La vida, el amor, no se reduce a una sola persona. Y aunque cueste, tiene que haber una serie de estrategias para aprender a discernir lo que es bueno de lo que no, solo es cuestion de abrir los ojos, y de callar un poco, aunque solo a veces, la voz del corazon.

3 comentarios:

  1. Resulta complicado racionalizar los sentimientos, intentar ver imparcialmente una situación que no lo es...
    A menudo nos fijamos en la persona menos indicada, aquella que como tu bien dices, nos hace vivir intensamente, la que es capaz de hacernos tocar el cielo con la punta de los dedos y, al momento siguiente, es capaz de hundirnos en el fango del infierno con la misma facilidad.. Quizá sea preferible, alguien que nos lleve por un camino más tranquilo, sin tantos altibajos, con emociones más estables... pero ¿nos hará feliz? ¿será suficiente?

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  2. No es nada fácil querer lo que es bueno para nosotros...

    (Al menos yo, no sé querer con la cabeza).

    Besos sin cabeza.

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  3. Yo también escuché esa frase hace poco en una película, y creo que es muy real, querer lo bueno para nosotros, es querernos y respetarnos. Cuando no podemos hacerlo, creo que hay que parar, alejarse de lo que vivimos y ver porqué aquello que creemos que nos trae la felicidad nos daña.
    un saludo

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