domingo, 1 de noviembre de 2009

El desvío que no debes tomar (por los dos)

Después de tantas cosas, y después de tanto tiempo sin "encontrarnos", nos hablamos directa y profundamente, y me dejas boquiabierta con palabras que nunca esperé leer de tus manos. También me dejas con un poso de desazón en el alma, al decirme que nos estamos haciendo daño por el simple hecho de recordar nuestra infancia, y que ella acabó uniéndonos. Y puede que lleves razón, lo pienso, pero no lo digo, porque, al mismo tiempo, me doy cuenta que prefiero recordar y hacerte recordar, con el único propósito de que no me olvides. No ahora, no durante los próximos meses y años.
En realidad, no me gustaría que me olvidases nunca, pero me temo que no puedo influir en eso. Por eso quizá te hago rememorar cómo solías escribir cuando tenías nueve años o en qué clases mis ojos te buscaban al moverte. Puede que no quieras leerlo, y mucho menos escucharlo, pero a mí me hace falta hablarte de lo que vivi cuando te conocí para saber que fue real, y que nadie nunca podrá llevarselo.
También debería decirte, entre otro conjunto de cosas, que nunca nadie podrá ocupar tu lugar. Fuiste demasiado importante y aunque cuando todo se acabó, siempre esperé encontrarte en algún otro punto, en cualquier kilómetro o espacio de la ciudad que entonces era de los dos. Por eso quizá acabé buscándote en tu casa, con la intención de tenerte otro rato más en mi vida, y por fin, dejarte con las ganas de tenerme. Aún así, nunca imaginé que podría llegar a gustarte.
Si nos hubiéramos confesado, probablemente el curso de los hechos hubieran sido diferentes. Hubieramos sido imprescindibles el uno para el otro y hubiéramos seguido recordando juntos sin tanto dolor, porque ya nos tendríamos. Pero, yo quiero seguir pensando que nos tenemos, de otra forma, sí, pero nos tenemos.
Hace diez meses me reconociste, viste que era la misma niña que conociste en el colegio y no hay nada mejor que eso para corresponderse. Para saber que los años no nos cambian tanto, para saber que estoy ahí para ti.
Ojalá, (insisto) pudiéramos haber influido en nuestras vidas como para poder decirte ahora mismo que en lugar de para ti, estoy por ti.
pd) No olvides que el olvido no es la mejor estrategia para no hacerte daño. Puede que tu memoria quiera buscarme dentro de unos años, y eso pueda dolerte más. No olvides que el olvido es el desvío al vacío. Al ahogo más absoluto. Aunque no lo sepamos reconocer así, porque todavía no lo hemos experimentado. Quédate con mi sonrisa, con mi nombre, con mi cariño; y no me borres.

2 comentarios:

  1. Un día le dije a alguien: "Me enamoré de él porque me hacía tocar el cielo..." y ese alguien me contestó: " ¿ No será que el cielo lo tienes tú y subes a ese cielo sólo y exclusivamente a quién tú quieres?"
    No sé, pero esas palabras me hicieron pensar...

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Tendría que ser muy tonto para querer borrarte...

    Muchos besos.

    ResponderEliminar