lunes, 2 de noviembre de 2009

No me destroces

No esperaba que llegara esto, no después de tantas confesiones, no después de tantas cosas dichas (bonitas, por cierto). No después de todas esas palabras que llegaron a mi corazón en forma de flecha, punzón, aguja, llámalo como quieras. El caso es que me pinzó, me tocaron tus sílabas, tu manera de intentar hacerme entender qué fui para ti. No esperaba que después de dos noches tan sinceras, tan enteras; te alejaras. Tan rápidamente, sin explicaciones, claro, que es así como se hacen mal las cosas.
No tengo derecho a exigirte que me hables siempre que yo lo haga, no tengo derecho a pedirte que me enumeres la clase de recuerdos que te quedaste cuando los dos éramos pequeños, pero sí creía que tenía derecho a que pudieras ser ese amigo con el que se puede hablar de todo, la clase de amigo que te agradece los detalles que haces con cariño, esperando que la otra persona lo vea con chispas o un mínimo de brillo en los ojos.
Pero, no, serás tú otra de esas personas a las que ni siquiera puedo influirle. He perdido la esperanza con estas últimas noches en las que no me has hecho pensar que mis palabras han podido cambiarte, o hacerte recordar. Ya no sé, siquiera, si creer que nuestro pasado te daña, por el mero hecho de no poder retroceder. No, tú me estás perdiendo y ni siquiera estás en condiciones de verlo. O de querer verlo. O quizá es precisamente lo que quieres para paliar o frenar ese dolor, pero creo que es mucho más triste que me pierdas del todo, que dejes de contarme en tu vida. Aunque no pueda verte cada día y pensar por los dos que fuimos muy felices mientras nos aprendíamos el nombre de los ríos y provincias en los mapas de la escuela.
Qué puedo decirte... ahora... ahora sólo se me ocurre mantener la rabia intacta, por ver que no estás ahí, que según tú "Todo está dicho", y ¿ya no hay mas? ¿No puedes decirme cómo va tu vida, cómo te sientes, qué esperas de la gente? Y sobre todo, ¿qué esperas de mí?
Siento que estás ampliando esta distancia por momentos, que te niegas a hablarme o que ya no te interesa después de haber puesto la mitad de tu corazón en mi mano, en forma de palabras y verdades que nunca salieron de tu boca, por idiota. Como tú dijiste.
Siento que te quieres alejar, por miedo, por interés, por no querer recordar. Pero, deberías saber, o pensar, al menos, que la nostalgia bonita es uno de los mayores regalos que nos brinda la vida, y a su vez, la memoria. Nuestra memoria. No la castigues, no la pintes de otro color ni la tiñas de blanco, no la cubras, no intentes disimular años que te colmaron de alegrías. No lo hagas sólo porque yo estuve ahí, en primer plano, y no supimos decirnos nada al oído, ni estrecharnos las manos en ese tiempo que tuvimos. (Estoy segura que lo aprovechamos, aunque de otra manera distinta).
Siento que para ti las confesiones han acabado, que la amistad está tendida afuera, colgando de dos pinzas que están a disposición de tus manos. Por eso, déjame decidir, déjame tenerte, al menos, de algún modo. Pero no nos abandones. No nos obligues a morir. No mates nuestros recuerdos ni nuestra forma de mirarnos cuando yo te sonreía y tú desviabas los ojos hacia arriba o hacia la ventana que descansaba a tu derecha. No lo hagas...porque entonces, estarás cargándote parte de tu vida, y a la vez, parte de mi alma.
No me destroces, y entontes, entonces me propondré quererte siempre.

4 comentarios:

  1. Que dificil es digerir que alguien se te escapa. La gente no cambia, en esencia no cambia, ni por propia voluntad, ni por compromiso hacia nadie. De todas formas, recuerda, quien se va sin que le echen, vuelve sin que le llamen. Me gusta como te expresas.

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  2. Ojalá puedas seguir caminando y encuentres en el camino alguien a quien merezca la pena querer siempre.

    Besos.

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  3. Cuanto daño hace que alguien a quien aprecias/amas/quieres/respetas, decida porque sí (o con alguna razón también) alejarse de tu vida, sin más. No debe de forzar lo que vaya a pasar. Si, y creo que este texto es del todo "real" esa persona de verdad vale la pena, volverá, tarde o temprano. Y si no, déjalo/a marchar, porque eso es lo que tenía que suceder. Una persona me dijo un día que las amistades, la gente que pasa por nuestra vida, no tiene que ser forzosamente para estar con nosotros por siempre jamás. Cada persona con la que nos cruzamos tiene su papel en nuestra obra de teatro, puede que esta persona ya haya finalizado con su actuación... y sea hora de acabar la función. Piénsalo... Si, al final de todo, su estancia junto a ti a significado algo positivo, estate contenta y da gracias a Dios (o a quien quieras) por haberte puesto delante a alguien tan magnífico y haber sabido aprovecharlo. Saludos. Esparkling.

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