sábado, 26 de junio de 2010

Tú no has aprendido de los errores y yo no he podido perdonarte.

¿Qué quieres de mí?
Si en algún momento me lo hubieras llegado a preguntar, si lo hubieras hecho hace unos meses, muy probablemente te hubiera pedido muchas cosas. Pero ahora...ahora ya no. No tiene sentido acercarme o despedirme de ti cuando ya no hay nada que decirse. No tiene sentido pensar qué fue lo que hicimos mal para llegar a esta situación.
Hasta ayer, me daba miedo encontrarme contigo, pero después de verte me di cuenta que lo que me da miedo de verdad es que te acerces a mí y me toques, me acaricies. Creo que sería sentir las manos de un extraño, de alguien a quien no he conocido nunca, de alguien que no se merece que ni le escriba estas palabras, porque yo no me merecía el trato que me diste. Y lo aguanté. Y creo que si pude hacerlo fue, entre otras muchas cosas, porque a veces me acuerdo de cómo te conocí o de quienes conseguimos ser. Pero ahora ya nada me vale la pena, no tú, no tus recuerdos. Y esta no es la manera de perdonárselo todo, pues ni siquiera sé si algún día seré capaz de perdonarte. ¿Por qué?
Porque siendo consciente de la gran suma de errores que cometiste y de cómo lo conseguiste, seguiste cometiendo muchos más, acompañándote la razón en todo momento. Seguiste o quisiste, ya ni siquiera me lo pregunto, meter la pata hasta lo más hondo y hacerme más daño. ¿Se supone que era así como querías arreglar las cosas?
De todas formas, tú nunca has sufrido por esto. Ni siquiera te has preocupado por aprender de los errores. Y eso es lo peor ¿sabes? no aprender de ellos, ni siquiera tener interés en no volver a hacer daño a la misma persona.
Aunque supongo que hay ciertas personas que siempre están expuestas al dolor intermitente. Y aunque no quiera volverte a ver, aunque no quiera volver a escuchar tu nombre, y aunque no quiera tener nada tuyo el resto de mi vida, sí deseo que no te llegues a sentir como tú me has hecho sentir a mí. Es lo único bueno que puedo, quiero y me queda por decirte despues de todos estos años.
Nada más.

1 comentario:

  1. Bufff...No quisiera que me dedicaran esas palabras. Duras y llenas de sentimientos.
    Y si, llega un momento en que uno se da cuenta que ya no hay nada que decirse,y hasta nos alegramos por ello.
    Un saludo desde València.

    ResponderEliminar