domingo, 18 de abril de 2010

Felicidades.

He descubierto que ya no vives como antes. Y sí, vale que antes no tenías 21 años, y sólo 18, ¿pero han cambiado tanto las cosas? ¿pór qué me ha resultado tan fácil llegar a este punto en el que ya no puedo creerte en nada? ¿por qué has perdido esa magia que te definía?
He comprobado que no me quisiste tanto como solías decir. Que te idealicé. Que las cosas no fueron nunca tan reales.
Y supongo que la edad y la inmadurez deben haber influido en nuestras vidas, y en aquella relación que supimos crear de la mejor o peor manera, qué se yo, ahora.
Pero no sólo eso. He visto con mis propios ojos que mis lágrimas no te han hecho daño, que ni mi existencia ni mi ausencia no te ha influido ni afectado, y sobre todo, que conmigo nunca hacías planes. O casi nunca. Siempre fuiste parsimonioso en eso de querer vivir conmigo. O ahora lo veo así.
O no querías hacerme sentir, o simplemente no te importaba lo suficiente. Pero ahora todo lo que creía que fue bueno, lo veo malo, y negro. Y falso. Y si me hago a la idea de que conmigo nunca has sido tú, porque con el resto de quienes no han sido yo, no te has comportado como sí lo hiciste; dejo de castigarme, de autolesionarme, de querer ser diferente.
Porque, al fin y al cabo, no tenemos problemas. No, no entre ambos.
Por eso quizá me sienta más libre, sin ti, sin más mentiras o más verdades ocultas. Sin miedos compartidos, sin el temor de que tal vez siempre vas a sembrarme la duda de que un día soñarás conmigo, o alguna tarde querrás desearme.
Porque si de verdad este que reflejas ser, eres tú, prefiero quedarme muy lejos de ti. Yo no quiero a alguien como tú. Pero tampco voy a empezar a escribir todas las cosas que haces y que no me gustan y que en otro tiempo me hubieran dolido pero ahora simplemente me cabrean o me joden en cierta medida.
Como las cartas que tengo en el segundo estante de este cajón desnudo. Que ni siquiera sé que narices tengo que hacer con ellas. Porque no quiero verte, y porque si de mi dependiera, acabarían una noche de estas empapandose con las olas del mediterraneo, borrando así años de cosas que muy seguramente ni sentiste pero sí creiste sentir.
Porque ahora, lo que mas nos diferencia, es que tú vives deprisa y a veces con los ojos cerrados, sin vaticinar curvas ni imaginar que tal vez te darás de bruces, o harán que te des de bruces. Y yo, sin embargo, prefiero saber qué piso, dónde y cómo, para que no me llenen la vida de más mierda ajena ni me toquen el corazón a base de disparos ardientes.
Porque si tú sabes vivir con otro 29 en tu vida que no venga ligado de mi voz o de mi nombre; te felicito. Porque si eres capaz de enamorarte y desenamorarte mediante contactos rápidos y días contados, te felicito (también). Porque si sabes vivir de este modo, significa entonces que me metí en tu vida de manera equivocada, y ahí fui yo quien no supo verlo.
Así que te felicito, y ya de parte, me pido perdón.

1 comentario:

  1. Desde mi punto de vista la vida es un camino que debe recorrerse siguiendo tu instinto. La razón no entiende de emociones y acaba por convertirse en obstáculo.

    ResponderEliminar