sábado, 17 de abril de 2010

Seguro que aprendo.

Hay ciertos sitios a los que no se debe volver, pasado un tiempo. Hay algunos lugares que de sólo sentirlos cerca u olerlos, hace que el corazón lata más deprisa de lo que debería, y las ganas de darte con las paredes se amontonen en las yemas de los dedos.Volví. Volví al instituto que fue el origen de todo esto. Volví al lugar donde me conocí, donde te creí conocer, donde todo comenzó. Debería recordarlo como algo bonito porque nada acabó allí. Comencé siendo la chica nueva del banco de enfrente de tu clase en mis horas de francés, y pasé a ser la chica que "te sonaba" de ir acompañada de dos de tus amigos. Más tarde, me convertí en dos oídos que te escuchaban media hora al día, en dos brazos que estaban dispuestos a arroparte si tú sufrías, en dos manos que sabían qué tenían que escribirte para robarte una sonrisa, y en un corazón donde tranquila y especialmente te crée un hueco. Y entraste. Te quedaste.Yo me sentía agusto. Fui tu amiga-psicóloga durante meses, y a mí eso me encantaba. Siempre me ha gustado creer que puedo alegrarle el día a alguien, bueno, supongo que a todos nos gusta algo así.De todas formas, así lo creía. Creía que te alegraba la vida mi presencia, y que desde entonces ya no querrías que me marchara de ella. Y no nos salimos de las líneas que limitaban nuestros caminos, porque nos necesitabamos. Supongo que luego fui algo raro porque yo desconocía lo que tú sentías y pasaron bastantes meses. Después no supiste quedarte en silencio y luchaste por lo que querías.
Hasta que lo conseguiste. Hasta que aquel viernes te cogí de la mano. Hasta que la cifra 29 pasó a ser un día especial en nuestras agendas de instituto. Y las hojas se llenaron de palabras, de promesas, de perdones, de te quieros, de recordatorios de los meses y años que cumplíamos juntos. Y todo nos parecía poco. Y ahora a mí así me lo parece. Y creo que he estado toda mi vida sobrevalorando ese cariño, pensando que me amaste, que me quisiste con locura y que yo era e iba a ser siempre importante. Pero no.
Descubre que basta conocer a una persona dos meses para anteponarla a la que se supone que fue el segundo mejor amor de tu vida. Pero esas cosas no importan, esas cosas se dicen, solamente se dicen. Pero llevarlo a la práctica y demostrar que de verdad lo que existió fue importante, ya es bien distinto.He sido la chica más feliz y más triste contigo, gracias a ti, por ti. Y eso no me lo va a quitar nadie. He experimentado, y sé ya de sobra, cómo te sientes cuando alguien te pone en un pedestal y gastaría todas sus noches en vela por verte dormir, y conozco lo que es sentirse la más desgraciada del mundo, la más idiota y la más pequeña,
porque de repente te empiezan a tirar de ciertos escalones que sí te merecías, pero que sin saber cómo ni por qué, te empujan para caer al más duro suelo.Y a mí esos extremos no me gustan. Pero supongo que ya nunca lo sabrás, y que, cómo dijiste, los errores no pueden remendarse. No podemos volver atrás, pero ayer lo hice.Ayer tuve que volver, por obligacion, a ese centro, a esas paredes, a reecontrarme con profesores que compartimos tú y yo. Y entonces los recuerdos volaron hacia mí. Se acercó la profesora de latín que tanta lata te daba, y me comentó que había soñado conmigo 3 días atrás. Sonreí. En ese momento sentía que volvía a estar ahí, que no tenía 21 años, sino 17, que todo volvía a empezar. Quizá por todo eso exploté en llanto a las dos de la mañana dentro del coche de una persona que ha empezado a valorarme y me hace sentir mejor. Pero él tiene razón, yo ya no puedo vivir girando entorno a ti o a tu recuerdo. Ya no puedo echar de menos, no puedo pensar que todo fue demasiado doloroso, porque al
final acabo matándome. Y ya bastante va a matarme la primavera, y las tardes de sol en las que tenga que quedarme estudiando en casa encerrada para esta maldita oposición de la que no espero absolutamente nada. Y si no espero nada de la vida, ¿qué voy a esperar de mí?Supongo que volveré a juntar pequeños pasos, a sentirme algo más segura, a no volver a confiar en personas como tú.
Seguro que aprendo. Y seguro que lo consigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario