Llené el cupo de sonrisas que tenía para darte. Y aún así, las dejaste extraviarse. Se perdieron, y tal vez sea mejor así: que no te quede ninguna para comenzar a difuminarme y para terminar borrándome del todo.
Y si ya ha ocurrido, mándame una señal. Para asegurarme, para saber que ya no queda nada.
La señal será que ya no necesitarás ninguna señal.
ResponderEliminarBesos señalados.