sábado, 17 de abril de 2010

Ojalá no quede nada.

Llené el cupo de sonrisas que tenía para darte. Y aún así, las dejaste extraviarse. Se perdieron, y tal vez sea mejor así: que no te quede ninguna para comenzar a difuminarme y para terminar borrándome del todo.
Y si ya ha ocurrido, mándame una señal. Para asegurarme, para saber que ya no queda nada.

1 comentario:

  1. La señal será que ya no necesitarás ninguna señal.

    Besos señalados.

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