viernes, 28 de mayo de 2010

Bórrame, y estaremos en paz.

No sé por qué pero ahora confío más en lo desconocido, que en lo conocido (debe ser que tú has hecho mucho para que esto haya sucedido). No sé por qué, pero soy chica de cantautores que cantan con la voz rota y el corazón muy tocado, más que de veinteañeras británicas que arrasan las discotecas de cualquier ciudad. No sé por qué pero tú cambiaste tu manera de vivir la vida, y yo seguí siendo la misma de siempre. Y no creo que eso (mi capacidad para dejar de ser quien he sido siempre) sea malo. De hecho creo que es lo mejor que (no) he hecho en toda mi vida.
He querido con cada uno de mis latidos, he besado con el impulso de cada bombeo que me ha dado un segundo de tiempo, detrás de otro. He esperado como si tuviera todo el tiempo del mundo guardado en los puños de mis manos. He confiado como si mi piel fuera acero y nada pudiera romperla. He cantado como si delante de mí hubieran estado las personas que más he necesitado. He caminado como si mis huellas pudieran dejar alguna pequeña mancha en la memoria de la gente que me ha valido la pena.
Y a ti, a ti ya no te reconozco. Sólo me queda el recuerdo de que tú me sonreías mucho, y de que, al menos conmigo, eras muy buena persona. Tenías magia. Escribías poesías. Tocabas la guitarra y me dedicabas canciones. Quizá lo hacías porque yo te importaba y eso lo bastaba todo. Quizá lo hacías porque tejimos, con sólo 15 años, un gran lazo que lo podía, lo sostenía todo. Pero ahora no pareces ni la mitad de lo que aquel chico era para mí. Han bastado 6 años para decepcionarme como amigo, y lo que es mucho peor, como persona.
Y de verdad que siento no poder mirarte a los ojos, y mucho más, siento no querer hacerlo el resto de mi vida. Pero tampoco debe calarte demasiado cuando anticipé este final hace unas cuantas semanas.
Sólo espero que si alguna vez te sientes solo, si en algún momento te decepciona la vida; no pienses en mí. Habría estado siempre ahí, habría querido estar siempre ahí, pero un amigo es aquel que a pesar de toda la felicidad que le origina el resto del mundo que deja de ser tú, sigue ahí, dedicándote tiempo y ganas de seguir siendo para ti unas manos a las que agarrarse por si caes, o unos brazos que te aportan el calor que has perdido por descuido.
Tú no has sabido ser eso para mí. Tu vida cambia, e inconscientemente, nuestra relación también. Y yo ni estuve, ni estoy, ni estaré preparada para tener que atenerme a tantos cambios entre nosotros cuando tus días son distintos. Yo no nací para vivir en una noria, yo no nací para recibir sorpresas los días pares, yo no nací para quererte. Y darse cuenta de ello escuece, pero he aprendido a ser sin ti. He aprendido a soñarte y no quererte. He aprendido que yo merezco algo mejor. Alguien que pese a todo, me diga lo bonita que estoy cuando lloro, y que no me abandone, sobre todo que no me abandone.

No hay comentarios:

Publicar un comentario