jueves, 11 de junio de 2009

Tu recuerdo

Aquella vez (aquella en la que coincidimos durante un mes exacto en la clase de tercero), fui testigo de que tenías una facilidad enorme para leer un folio y aprender, y a la vez memorizar todas las frases que en él estaba escritas. Recuerdo que se te había olvidado que teníamos un examen, y lo leíste deprisa. En ese momento pensé que eras demasiado inteligente. Aunque no por ello pensaba lo contrario hasta aquel día. Recuerdo los días antes de mi mudanza. Nos molestábamos en la clase de inglés. Tú te quedabas detrás de mi silla, arrastrando sus patas con tus pies, y haciéndome rabiar. También lo conseguías con tu regla, que utilizabas para darme pequeños golpecitos en la espalda, en los hombros. A mí no me hacías daño, al revés, de ese modo pensaba que nos estábamos acercando e intuía que podríamos llegar a ser buenos y grandes amigos. Aunque no te miento si te digo que una semana antes de empezar el curso, fui a ver las listas, y encontré tus apellidos y tu nombre un poco más abajo de los míos, en ese momento no sabía qué pensar. Si me alegraba, si no me alegraba... Aunque supongo que al final me pareció todo demasiado corto.
Recuerdo cuando me giré, y te dije que me cambiaba de ciudad. No noté cambio en tu mirada, supongo que era algo que no te iba a afectar aunque yo deseara lo contrario. Recuerdo también tus apodos, y los míos... probablemente yo te los lanzara con cariño, y ¿tú a mí?
A partir de aquel octubre no hice más que preguntarme qué tipo de sentimiento te había embargado al verme por última vez, al saber que no volveríamos a tener ninguna clase juntos, a no hacer ningún examen el uno detrás del otro... Eran cosas sin importancia que por entonces para mí eran un mundo, y significaban mucho. Me decía, a veces, que había tenido suerte que nos hubieran puesto juntos en aquella clase, a pesar de la cantidad de clases distintas que había de aquel mismo curso...
Yo no sé si me echaste de menos, si lo has hecho alguna vez. Tampoco si lo harás de ahora en adelante. Supongo que cuando sientes algo por alguien o cuando has vivido cualquier cosa que te hizo sonreír (alguna broma, alguna frase, alguna caricia o alguna noche de fiesta, todo vale...), todo se te hace más cuesta arriba. Saber que no podrás recurrir a esa persona porque está demasiado lejos... o por el contrario, que podrás marcar su número y escucharla, ahí. Sin embargo...tengo la sensación de que todo esto me sucede a mí, de que a ti no te vale de nada las pocas y breves vivencias que hayamos podido compartir y construir juntos, a base de miradas que generan nervios o bromas que desencadenan risas.
Ahora recuerdo aquellos tiempos y otros más cercanos, en los que todavía podíamos contar el uno con el otro. El tiempo de enero en el que te contaba cómo iban mis exámenes, mis prácticas, las novedades que iban surgiendo cada día con veintitres niños a mi cargo... pero ahora ya no puedo contarte que cada día es más largo que el anterior porque esta espera de que acaben los exámenes es eterna. Porque sólo he hecho la mitad y porque tengo el deseo de acabar la carrera a finales de mes. Porque no puedo contártelo y siento que algo me falta. Porque tampoco sé qué estás haciendo tú ahora en estos momentos, aunque he intentado saber cuándo acabas, cuando por fin eres libre (como tú solías decir...) y comenzar tus fiestas, tus vacaciones...éstas en las que ya no me tendrás presente porque habré dejado de existir. Yo, sin embargo, también alimento otra sensación: y es que a pesar de que intente vivir este verano al máximo, tú estarás ahí, como la última ola del atardecer rojo, como los últimos rayos del sol, como el sabor del primer helado del verano, como el efecto sanante de una herida con la sal del mar...
Seguirás tú conmigo, y seguirá, por encima de todo, tu recuerdo. No hay demasiadas canciones que me emocionen tanto como ésta, y que me recuerden a ti. La última vez la escuché un domingo a las siete de la tarde, en el coche, mientras volvíamos a la ciudad, mi madre mirando hacia la carretera y yo mirando la costa, a través de la ventana, ignorando el libro que tenía entre mis manos, por repetirme la letra de esta canción, por repetirte a ti en mi cabeza.
Que yo me fui, eso está claro, pero tu recuerdo sigue aquí. Rompe fuerte sobre mí. Quema y moja por igual. Y ya no sé lo que pensar, si tu recuerdo me hace bien o me hace mal...
... Sé que te tengo que olvidar.

1 comentario:

  1. Ais que cancioncita... tu recuerdo sigue aqui, y seguira, no se trata de olvidarlos recuerdos simplemente 'que no duela'

    un beszo

    ResponderEliminar