viernes, 7 de mayo de 2010

Conclusión.

No tenía siquiera 5 años y ya me había aprendido "La chica ye-ye" y un baile acorde a la melodía para danzar por la casa. No tenía siquiera 6 años y ya pensaba a lo que quería dedicarme cuando fuera mayor. No tenía siquiera 7 años y ya me apetecía ser tan feliz como lo es Julia Roberts en el final de Pretty Woman. No tenía siquiera 8 años y me dedicaba a ser la madre de 10 muñecas, poniéndoles el mejor vestido y los zapatos más bonitos. No tenía siquiera 9 años cuando invertía mis tardes en la playa interpretando obras de teatro imaginarias ante dos únicos espectadores. No tenía siquiera 10 años que me inventaba programas de radio en la habitación de mi hermano. No tenía siquiera 11 años, y ya me había dado cuenta de lo loca que me volvían tus ojos marrones. No tenía siquiera 12 años, que era lo suficientemente inteligente como para pasar el mayor tiempo posible a tu lado entre esas cuatro paredes, llenas de dibujos, mapas y muebles amarillos. No tenía siquiera 13 años, y ya te había perdido.
¿Qué conclusión podemos extraer de esto?
Porque yo no lo sé.

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