miércoles, 12 de mayo de 2010

Engaños.

Estuvimos mucho tiempo juntos, pero si ahora alguien te preguntara: ¿Cuál es el sabor de helado favorito de Laura? ¿Y su flor favorita? ¿Y su escritor preferido?...
Pues simplemente, que no las podrías contestar, pero ni ahora, ni antes. Puede que nos conociéramos mucho, pero ni sabes ni sabrás todas estas cosas. Tampoco te interesan, lo sé. Pero a veces me pregunto: ¿puede que llegue el día en que abra los ojos y pueda volver a necesitar de mí? Aún así, y aunque dudo que esto sucediera, el verbo poder no me valdría. A mí me vale el verbo QUERER.
Es como quien apoya a alguien porque debe, o como el que está ahí porque sabe que es lo que tiene que hacerse, por diplomacia, por cualquier otra cosa que se aleja un poco bastante del dictamen del corazón más puro. Eso es una puta mierda.
Pero qué te voy a contar a ti, si en estos últimos tiempos tu corazón ha latido por cualquier cosa, y hacia cualquier corazón. Y no es que te hayas engañado a ti solo, es que posiblemente te hayas dejado engañar por la vida. Y tal vez estés engañado ahora o en un futuro.
Me gustaría que cuando cumplieras 30 años hicieras un recuento de los momentos felices de tu vida, muy seriamente. Puede que me aparezca en forma de un recuerdo desgastado, o en forma de una sonrisa casi transparente... pero si por casualidad aparezco como aquello que sabías que era bueno para ti, y llega a dolerte...eso significará que volvió el verdadero chico que creí conocer.
Bueno...en realidad, puede que lo único que llegue a dolerte es que no sabrás cómo y quién seré cuando también tenga 30 años. O no. A saber...
A veces creo que tiré años a la basura, otras veces creo que lo que mejor
se nos ha dado ha sido estropearnos un pasado juntos,
y otras veces, las más optimistas, pienso que aunque muy poco,
y casi imperceptiblemente, me querrás toda la vida.
O me echarás de menos.

1 comentario:

  1. Creo que a veces se confunde amar con poseer: pretender llenar los huecos de nuestro interior con la compañía de una persona sobre la que proyectamos nuestros deseos y esperanzas.

    A veces, solo a veces, el horizonte se convierte en un palo con una zanahoria colgando y nosotros en percherones con enormes anteojeras.
    Preguntarse qué sucederá en el futuro o el por qué de lo inexplicable únicamente puede obtener Angustia por respuesta.

    ¿Que te haría feliz ahora? Un helado, una flor, un libro...
    hay tanto que saborear, oler y leer.
    ¡Besos!

    ResponderEliminar