jueves, 6 de mayo de 2010

Masoquismo nocturno, (puro y duro).

Soñarte era una de las cosas que hacía (mucho) tiempo que no hacía. Por eso me sentía libre, bien, viva. Soñarte era una de las cosas que más me han asustado a lo largo de todo este tiempo. Soñarte paralizaba mi mente, y sangraba mis retinas. Soñarte me amenaza con la soledad, con la melancolía, con la decepción.
Y no soñarte...no soñarte era una realidad conforme a mis necesidades. No soñarte me permitía olvidar(te) un poco más, no soñarte frenaba el cronometro con el que contaba uno a uno los meses que llevaba sin saber de ti.
Pero esta noche tenia que soñarte, por narices, o por decreto ley, pero he tenido que hacerlo. Mi subconsciente no está conforme con nada, sólo hace más que ponerme la zancadilla en etapas difíciles, y estoy harta. Pero sobre todo, decaída. No quería yo en este momento recordar que ya son 10 meses desde que pronuncié eladiós definitivo. De la pérdida de una amistad que para mí si significaba algo (mucho).
De todas formas, siempre ha sido parte de mí autodestruirme los días o las tardes, mejor dicho, para recordarte de la manera más sencilla con las canciones que seguramente habrás borrado de tus oídos y tu vida. Los únicos recuerdos que te dejé, los pocos que querrás recordar o no. Mantener contigo. Yo ya no lo sabré. De todos modos, soñar que volvimos a compartir un instituto, soñar que conservas la primera y única poesía que te regalé con 13 años, y ver que me la devuelves, y que yo tengo la fuerza suficiente como para reciclarla, me causa intriga, y es entonces cuando quisiera indagar sobre el significado de este sueño. Pero si tuviera que saber qué significa cada uno de estos sueños, si tuviera que saberlo... me pasaría una semana sin dormir.
Aún así, sigo esperando que alguna mañana tú también te despiertes con mi rostro en tu mente, con mi voz en tus sueños, para que solo de esta manera, te acuerdes, y aunque solo sea una vez al año, de quién fui yo, de que yo estuve ahí, en definitiva.

1 comentario: