lunes, 24 de mayo de 2010

Superas los límites.

Que iba a dejar de quererte era una idea fea, pero al fin y al cabo, en vistas de cumplirse. Y así fue, y así ha sido. Y no se ha acabado el mundo, y tú eres feliz, y yo lo intento (aunque sigo pensando que sin ti en mi vida es y será más fácil conseguirlo).
Que iba a tener unas ganas irremediables de odiarte, además de feo, era insano. Pero se ve que no me lo estás poniendo nada fácil. Que prefieres ir disfrazado de ignorante a pesar de hacer daño a quien más te quiso, a pesar de tocar lo que más quiero, a pesar de ser realmente indeseable ante mis ojos.
Has caído más bajo de lo que pensaba. Actúas de una manera que me recuerda a personas que eché de mi vida por las mismas razones por las que tú ahora ya no estás en ninguno de los capítulos que escribo sobre mi futuro. Me has vuelto a dar motivos para pensar que hace dos meses tomé otra de las decisiones más acertadas de este último tiempo.
Y como bien sabes, esa pequeña parte de bruja que nunca me abandonó, me llevó a separarme de ti, a imaginar que me fallarías, que lo mejor sería desprenderme de ti antes de que fuera demasiado tarde como para volver a recuperar mi esencia, el origen de mi felicidad, mis sueños más minúsculos pero más valiosos a la vez.
Acerté.
Pensé mal, y acerté. Como muchas otras tantas veces después de que tú me fallaras a lo grande por primera vez.
Tus errores han provocado mis aciertos. Y puede sonar a paradoja, pero te juro que no. Que nunca tantos detalles de este tipo me habían abierto tanto los ojos.
Y sí, debe ser que a la única persona a la que te resulta fácil hacerle daño soy yo, pero ya no me importa. Llegará el día en que todo esto no tenga sentido, en que me ría a carcajadas en la arena sobre lo tonto que has sido y sobre cuánto la has cagado últimamente. Hasta perderme del todo. Cosa que no te importa, yo, que no te importo.
Pero una vez perdida la confiana, y acto seguido, la delicadeza; no puedo mentirte y decirte que aún me quedan palabras suaves en mi diccionario para ti. Porque no. Porque te lo llevaste todo, y al mismo tiempo, no te llevaste nada.

2 comentarios:

  1. Increible texto. Me ha encantado.

    "Tus errores han provocado mis aciertos." Me quedo con esta frase.

    ResponderEliminar
  2. Que texto tan triste. Creo, que lo mejor que se le puede dar al alguien que quiere irse, es eso dejarle ir. Porque seguramente ya esté en otra parte.

    ResponderEliminar