jueves, 11 de junio de 2009

De memoria

Buscando unos apuntes en la memoria de este ordenador desordenado, he encontrado esto que escribí hace unas semanas. Aunque todo significa lo mismo: echar de menos, extrañar, pena, rabia... es la misma repetición, los mismos sentimientos... Por eso todo es de memoria.

Ríos de impotencia que han corrido por mi cuerpo, y no saben dónde van a parar. Acompañados de sueños que le roban el sentido al aire, para quedárselo. Pasos que retrocedes y palabras que borras del diccionario, de tu boca, de tus leyes. Frases que ya no leeré. Frases que tendré que aprender a no echar de menos.
Como tú. Como a ti.

El tiempo corre a favor mío. No me da tiempo (ahora, en este momento) a echarte de menos. Tampoco a pensarte como antes solía hacerlo, pero sigo pensando...
Hace apenas mes y medio que quería regalarte para tu cumpleaños otra caja, con otro tipo de regalos que no fueran dulces esta vez. Esta nueva caja iba a contener una pequeña cinta que tuviera minutos llenos, y mi voz. Después, un libro cuyo argumento me gustó, y cuyos personajes tienen nuestros nombres. R y L.

Me pareció idóneo el día que lo tuve en sus manos comprarlo y regalártelo, pero me detuve, sabía que, muy posiblemente, acabaría quedándomelo yo puesto que, a ti no te gusta leer, pero, sobre todo y lo más importante, porque siempre hemos vivido en un tira y afloja. Una de cal y otra de arena. Y al final, resulta, que ya he decidido no felicitarte. Nada de cajas, ni de cintas ni de libros.
Nada de nada.

Como las limitaciones, como los capítulos de nuestras series favoritas o como el diálogo de la película que más nos ha hecho llorar...nos lo sabemos de memoria. También me sé de memoria tu número de teléfono, tus apellidos, el lunar que tienes al lado de la boca, en el lado derecho...y muchas otras cosas más. Cosas que no vienen al caso y que tendría que dejar de recordar, u olvidar...que viene a ser (casi) lo mismo.

Pero ahora mismo estoy bien. Tengo demasiadas cosas que hacer como para echarme la culpa de que no te felicitaré.

Y no se trata de orgullo, tampoco de “venganza” si pudiéramos denominarlo así. Simplemente, que el cansancio que me agota a raíz de tu actitud pasada, me hace plantearme y decidirme, al fin, que muchas cosas dejan de valer la pena.
Y tú has decidido que tú, nosotros...no la valgamos.

Lazos que no se cortan por el viento, sino por unas tijeras viejas, algo oxidadas...con voluntad propia, sin pensar. Sin impulsos racionales. Sin nada.
Metáforas que nunca entenderás.

No te preocupes por mí, que yo estaré bien.


(15-V-2009).

2 comentarios:

  1. Me parece un post positivo y alentador dentro de todo...

    Un beso guapa

    ResponderEliminar
  2. me gustaria hablar contigo
    leo todo lo que escribes me encantaaaa!

    ResponderEliminar