jueves, 25 de junio de 2009

Otra de tantas promesas

He leído parte de las cosas que te he escrito y he advertido que en febrero, apenas me acordé de ti, y si lo hice, fue porque nos llamábamos, porque tú aún estabas presente y porque querías aparecer, aunque fuera durante 8 minutos y 47 segundos. Sin embargo, durante ese tiempo, la ilusión que creció en mí por otra persona hizo que se apaciguaran todas mis sensaciones, y que mis pensamientos quedaran aparcados en batería, ahí, a lo lejos, sin unirnos del todo.
Me gustaría, por una parte, que fuera febrero, pero sólo porque entonces no te recordaba tanto, y no te escribí ni una sola frase. Pero ahora todo ha dado un giro de 180º, bueno, en realidad lo dio hace tiempo, desde que me dediqué a escribirte casi exclusivamente a ti.
Ahora, a día de hoy, (mejor dicho, a noche), debo decirte que mañana me iré a la playa para no volver a la ciudad en dos meses. Esto no quiere decir que te deje de escribir, muy seguramente lo haré, en los momentos en que me acuerde de tu rostro, el marrón de tus ojos, el castaño oscuro de tu pelo y los lunares de tu cuello. También me inventaré las camisetas de tu verano y el color (más) tostado de tu piel. Me imaginaré tus tardes de piscina y tus paseos en coche cuando quieras despejarte. Me recrearé en tu mundo intentado pensar que nada de esto ha pasado y que seguimos siendo amigos, que estos dos meses simplemente ha sido un espacio de distanciamiento para centrarnos en nuestros respectivos exámenes. Me volveré (todavía) más ilusa y me creeré que una tarde calurosa llamarás para preguntarme si aprobé todos mis exámenes, si ya soy maestra y qué planes tengo ahora en mi vida. Pero también sé que no lo harás, y también sé que todo esto son palabras carentes de sentido, palabras que deberían desaparecer de mi vocabulario y autoborrarse de mi diccionario. Éste que todavía tú no conoces. Yo, mientras, pensaré que tú has tenido un buen mes de junio y que tu verano será bastante feliz. Que tú serás feliz, en definitiva.
Me prometeré no llamarte. Y escribiré un contrato individual para firmarlo y jurarme que seré capaz de no teclear los nueve números de tu teléfono, aunque te miento si te digo que no me gustaría transformar ese contrato en otro dual, en el que tú sí te juraras llamarme una vez por semanas (como antes solías hacer...) e intentar intuir si soy feliz, y si lo soy, cuánto.

2 comentarios:

  1. En el supuesto caso de que te de por saltarte las reglas contractuales respecto a su número de teléfono...sabes que me inventaré otra noche de patatas fritas para tí :)

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  2. aah... esas llamadas...
    ese numero que te sabes de memoria...
    esos textos dedicados exclusivamente a el...
    y todos, todos esos infinitos recuerdos...
    al final aparecera alguien q de verdad t aga olvidarle, ya veras :D

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