lunes, 15 de marzo de 2010

Abre los ojos

Hace ya tres meses que volví a darte besos reales, besos con calma, y puede que ni siquiera te dieras cuenta de ello. Antes, antes ni siquiera hacían ruido, antes... un antes que ha durado algo más de un año ¿no te ha parecido eterno?dime la verdad...a pesar de resto de amores que han pasado por tu vida, ¿no te pareció eterno?
Creo que pocas veces he sido tan infeliz como en este pasado año. Un año lleno de cosas y sentimientos degradantes que me hacían sumirme en la soledad más negra, más desagradable, más triste, en definitiva. Y por eso, de convivir con la tristeza, me volví triste. Y no hubo manera de escapar. Tal vez las máscaras me servían para pintarme una sonrisa roja que aparentara ser cierta y brillante, pero sólo los viandantes sabios adivinarían al primer impacto que yo no era alegre, y que mis días estaban muy lejos de ser felices.
Y hacía tanto tiempo, tanto tanto que no me sentía así...que fue como un cubo de 1000 litros de agua fría. Bueno, en realidad fue como una tormenta de verano, pero eterna. Una tormenta de hielo, de granizo pequeño sobre mi espalda, mi cuerpo, mi cabeza, mi boca y mis párpados. Por eso muchas veces no podía ver nada. No podía verte a ti, como quien fuiste. Ni siquiera podía verme a mi, como la chica alegre que se enfundaba siempre en una risa contagiosa.
Pero tristemente, solo he sabido contagiar lagrimas a quienes supieron escucharme. Y faltaron abrazos, y en otras ocasiones comprensión, de ahí, de nuevo, la soledad. La puta soledad. Siempre he sabido que no nos llevamos bien, pero sin ti, la soledad se hizo mas grande. Porque quiza fue un error, pero tu eras quien mas ocupaba mis dias, y mis noches. Era asi, no puedes negarlo, y yo, menos. Tal vez asi lo queria.
Y dicen que solo hay que arrepentirse de lo que no se hace, pero, ¿de verdad no te has arrepentido de lo que si hicimos? ¿y de no habernos dado cuenta de tantas cosas?....
Porque a veces pienso que no me habría sentido tan pequeña si aquella tarde en aquella clase tus ojos hubieran visto mis ojos inundados en agua, tus pies hubieran salido detras mio hacia el baño y tu voz hubiera alcanzando a decirme: "Me niego a que salgas de mi vida".
Pero salí. Y supongo que yo te eché de la mía. De repente. Y nada hizo tanto daño.

Sin embargo, ahora, después de otra cantidad de meses, lo veo todo desde fuera, y me dislumbro fuera de tu vida, en un andén oscuro y abandonado. Y a ti, a ti también te contemplo fuera de mi vida. Es lo que ven mis ojos, lo único que pueden ver, impulsados, contagiados por la sencillez y sentimiento de cada uno de mis latidos. Y así lo siento. Y así lo veo.

Y que éra esto lo que yo quería y tal vez no sabía verlo. Y que es esto lo que nos merecemos, y nos hemos obligado a lo contrario.

Abre los ojos.

1 comentario: