miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuestión de elegancia

Ya no me enfado conmigo misma si se repiten y pasean a su antojo "nuestros" malos momentos, oscuriendo casi por completo todos los buenos. Ya no gasto el tiempo en cambiarlo porque tampoco conseguiría nada. No tendría éxito.
Y hace mucho, mucho tiempo que mi padre me dijo "Un hombre es aquel que se viste por los pies". Pues bien, considero que en algunos momentos de mi vida, te hice mucho daño por culpa del corazón, por enamorarme de quien no debía, de quien no me convenía, de quien supo bien (casi a la perfección) apropiarse de mis días y mis noches, sin querer soltarme. Y lo consentí, me moví por sentimientos y actué de acuerdo a cada latido. Sin embargo, tú no te has vestido por los pies cuando has estado conmigo. No has sabido ser elegante por motivos bien diferentes a ése, por lo que, el dolor, acaba sobreponiéndose a tantas escenas, a tantas conversaciones, y a toda la confianza ya consumida; que sólo me queda desearte que tu felicidad no penda de un hilo nunca, y que luches porque tus errores siempre se apoyen en un origen forjado a base de sentimientos e impulsos. Y no cualquier otra cosa.
Porque las tonterías más pequeñas, al final, consiguen que las relaciones más grandes descansen en el olvido. Y si fuimos algo, y tú logras recordar a esas dos personas tal y como fueron, desprendiendo la esencia más dulce y buena de todas, quizá, y sólo quizá, habrá valido la pena juntarse en el camino durante unos años.

2 comentarios:

  1. No es muy recomendable retener los implusos del corazón,aunque a veces no queda más remedio que hacerlo.
    besos.

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  2. te moviste por lo que sentias, y eso no te lo va a quitar nadie.
    un beso

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