sábado, 3 de enero de 2009

Laura




No le da miedo esconderse, ni tampoco mostrarse (de vez en cuando). No le da miedo soñar pero sí tener las ideas claras. Quizá sea porque ella es más desordenada y no le gusta seguir un camino rectilíneo, con flechas que te van diciendo a dónde vas, cuál es tu destino o dónde puedes descansar.


En aquella época, en la de esa foto... tenía el corazón roto y la mente bloqueada. No sabía respirar del mismo modo y había perdido (casi) del todo la capacidad de confiar y AMAR en mayúsculas. Con grandeza y las manos llenas. Laura sólo podía querer con las manos vacías, con el deseo de que los demás le fueran depositando todo eso que le habían robado. Laura estaba más vacía de fuerza que de ganas, pero la vida a veces pierde el color vivo y brillante que todos queremos que tenga.


A Laura no le gusta la oscuridad, tal vez, y sólo... en las noches de verano, cuando sólo están encendidas algunas luces que provienen de las altas farolas del paseo que recorre sola o en compañía de quien le sabe escuchar. Tal vez Laura sepa reconocerse en esta fotografía... por la ingenuidad o las ganas de sobrevivir, tal vez, y de mantenerse en pie. Y con la mirada perdida, sí, pero con los ojos abiertos. Al fin y al cabo.

1 comentario:

  1. Me gusta lo ultimo, con la mirada perdida pero con los ojos abiertos :)

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