lunes, 5 de enero de 2009

A tiempo

- Hay días que me despierto y me doy cuenta que quiero tenerte, que me haces falta, y que me gustaría que siempre que mis brazos temblaran, tú estuvieras aquí, para calmarme, para darme calor, para decirme que mi vida tiene ese sentido que un día creí poder darle.
- Hay días que pienso en la de veces que me hubiera gustado escuchar eso de tu boca.
- Tal vez he llegado tarde, y no te apetezca, ahora, estar al lado de un tío que no ha sabido mirarte bien a los ojos.
- No me has mirado a los ojos, pero tampoco me has herido.
- Prometo que si te quedas, que si por esta vez te quedas, voy a hacerte feliz.
- Es una buena oferta.
- Quédate. Hazlo por mí...
- Voy a quedarme, pero por ambos, porque hace tiempo que empecé a quererte, y no supe parar ese sentimiento. Por eso me quedo, porque todavía te quiero, porque eso no ha cambiado, y porque no quiero que te conviertas en un hombre que a carencia de seguridad y estabilidad, eches todo a perder. No. Ese no es tu futuro. Tu futuro debe saber a moras recién cogidas, debe oler al primer azahar de verano, y tu sonrisa debe deslumbrar a los últimos rayos del sol de julio.
- ¿Estás segura?Más que nunca. Y mírame, mírame bien, porque me quedo.

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