jueves, 8 de enero de 2009

Querer no quererte

Intento matar las ganas de verte cada día, intento también olvidarte, al menos un poco, sólo un poco. Intento que no estés tan presente en mi vida, pero todas las semanas veo algo que me recuerda a ti. No puedo echar de menos que abras tu corazón y mantengamos una conversación seria, porque nunca lo hemos hecho. Pero sí me hubiera gustado que alguna tarde hubieras decidido empezar a hablarme y me hubieras contado qué pasó por tu cabeza cuando me alejé de ti.
Intento matar también las ganas de saberlo porque tienes un don para evitar tratar ese tema y ser sincero completamente. O quizá sea porque no te apetece o ni tan sólo recuerdas qué sentimientos tenías entonces. Sólo sé que nunca me hablarás de ello, que no recordarás, o, mucho peor, no querrás recordar. Pero ojalá hubieras hecho lo contrario porque sólo así me hubiera sentido algo mejor independientemente de lo que tú me hubieras dicho. A veces ocurre que te basta saber cualquier cosa, y te es suficiente porque te importa demasiado, y le otorgas más importancia al conocimiento que al hecho de que eso que te van a contar no concuerde con lo que tú querías escuchar.
Siempre lo he pensado, eres difícil. Difícil para sacar lo que hay dentro tuyo y para acercarse a ti. Tienes la capacidad de convertir estos 400 km en 4000 cuando te pregunto sobre algo que ya pasó o que en cierta medida, nos une o relaciona. Entonces me doy cuenta, y es como si de repente establecieras una placa de hielo entre ambos. Pero debo decirte que también tienes una gran capacidad para romper esa placa en un segundo, y dejarme palabras de manera espontánea e inesperada, que me cuesta pensar que provienen de ti. A veces son bonitas y otras, simplemente son sorprendentes. Y siento que cuando se quiebra esa placa de hielo estamos algo más cerca, y puedo cometer el error de quererte un poco más.
Así lo pensé siempre, que tú considerabas que el quererte era un error más. Por esta razón a veces se me antoja pensar que la vida debería ser más sencilla, que todos deberíamos venir a este mundo con una programación preeestablecida, con unas funciones concretas y con el deber de querer a una sola persona, también elegida previamente. Sin embargo, el mundo es mucho más complicado y nosotros cada vez vamos complicándolo más, a consecuencia de esto, recibimos porciones de dolor que no siempre podemos soportar. Y por la misma razón quiero no quererte y experimentar qué puedo llegar a sentir si dejo de hacerlo.

2 comentarios:

  1. Querer no quererte, eso quiero yo. No quererle mas, que no me duela mas, que no lo necesite mas. Pero las porciones de dolor no se van Laura, mis comentarios ya ves, son un tanto pesimistas pero esq, vuelvo a mis dias de verano, esos dias que tanto odie, que tantas noches me hicieron no dormir... Querer no quererle, yo pido solo eso.

    ResponderEliminar
  2. Voy a seguir tu blog es imposible no hacerlo,estoy completamente enganchada!
    Un saludo

    ResponderEliminar