viernes, 9 de octubre de 2009

Con todo el corazón, no (me) vale, o lo que es lo mismo, no es suficiente

Habrá personas que se declaran diciendo "Te quiero con todo el corazón", o "Te quiero con toda mi alma", aunque creo que yo ya no confío en esas palabras. A mí, me vendría mejor que alguien decidiera (porque así él mismo lo sintiera) decirme: "Yo te quiero con mis brazos, en mis venas, con mis ganas, con mis ojos, con mis manos, con las entrañas que se esconden por ti, con cada pestañeo de mis días, con la movilidad de mis dedos y las cosquillas de mis pies, te quiero con la lluvia, con el sol, en la intimidad y ante los ojos del mundo. Te quiero con lo que ves y con lo que no ves."
Supongo que eso de querer con todo el corazón no termina gustándome. Al fin y al cabo, el corazón está formado por mil trocitos, y cada uno de ellos, les pertenece a alguien. Por eso no quiero que me quieran con todo el corazón. Me basta con que me quieran siempre, y que sea observable, practicable, manifestado, con las partes del cuerpo de la otra persona, con las miradas, con la boca. Supongo que indagar en el corazón de alguien para saber si estoy ahí, es algo que a estas alturas, me cansa, me agota, y ya no me apetece.
No soy exploradora de nada, sólo de sensaciones infinitas y palabras escondidas entre las gotas de mis paredes.
Y si algún día se me antoja explorar los inexplicables sucesos del amor, avisaré, compraré una libreta, y saldré a enfrentarme a eso que ni siquiera hace dos años entendía.

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