lunes, 5 de octubre de 2009

Un giro de 180º

He pensado antes en cómo hubieras vivido todo esto tú, si hubiera sido al revés. Si a los trece años te hubieras fijado tú en mí, en la chica de los rizos eternos y la sonrisa permanente, y esa misma chica, esa misma niña, no te hubiera hecho caso nunca, no te hubiera reservado minuto y medio para mirarte de alguna manera especial, distinta a las miradas que se la lanzan a los amigos de toda la vida. He pensado en cómo podrías haber respondido tú ante mi indiferencia, ante mi pasividad...la misma que tú tuviste conmigo.
Dios, si es que con trece años yo era muy joven para sufrir por alguien como tú. Seguramente nunca lo has pensado, y mucho menos, entendido. Yo lo pienso y me dan ganas de escaparme a cualquier camino y empezar a recoger hojas secas para sentirme menos sola, y sentir este otoño más caliente.
Con trece años no pensaba que después de tu actitud nos volviéramos a encontrar, con nuestras letras, con mi cariño, con tantas cosas por contar. Pero he pensado que ojalá todo hubiera sido diferente. Que la situación no hubiera sido esta.
O que se de un día un giro de 180º y sientas algo, lo que sea, por mí. No hace falta que sea cariño, pero sí admiración, (aunque pequeña), o simplemente echarme de menos. Supongo que con eso me conformaría. Tú solías decir que es mejor echar de menos y verse que distanciarse para siempre. Ahora no sabría qué decirte. Ahora nos hemos distanciado y creo que es para siempre. Creo que no podremos retroceder, y mucho más, que no quiero hacerlo. Me he quedado con bonitos recuerdos y con tu última mirada. Me he quedado con tu último beso, tu último abrazo y tu mano diciéndome adiós desde la ventana de tu enorme coche. Creo que es eso con lo que quiero quedarme, aunque de guarnición siempre me queden restos de dolor, trapos de rencor malnacido y gramos de sangre desperdigados entre las paredes de mi corazón que dejó de entenderte, y sobre todo, de entenderme.
No sé como he podido llegar hasta aqui, hasta quererte de la manera más limpia, más buena y directa. Aunque nunca quisieras abrir los ojos para reconocerme y hacer uso de mi cariño. Y si lo hiciste, entonces fui yo quien no se dio cuenta.
Aun asi, vaciaria mi monedero azul para que una noche soñaras con un giro, con una vuelta. Con que tu me has querido y has sufrido al mismo tiempo. Con que has subido, bajado y gastado tiempo en entenderme, hablarme y tenerme más. Me gustaría que soñaras sintiendo tú, todo lo que yo sí sentí. Al despertar...no sé qué podría pasar por tu cabeza al despertar. Ni siquiera sé si tu eres ese tipo de personas que se olvidan de los sueños que tienen nada más levantarse.
Sin embargo, yo me di a conocer cada día, cada tarde y cada noche.
Yo podré decir que no siempre pueden darse giros de 180º, que no siempre las personas pueden entendernos, que el amor y el querer no vale nada a veces y nada lo puede siempre, y que las personas como tú se quedan en lo más hondo. Rascando heridas recién cicatrizadas, marcando con punzón cada letra de tu nombre, depositando el marrón oscuro de tus ojos en los milímetros de mis huesos.
Como ves...las personas que me duelen, tambien me inspiran. Y yo no sé que tipo de arte buscas tu en las mujeres. Yo no sé qué hice mal para que nunca me mirarás más alla de mis pupilas o me dieras un abrazo a tiempo.
No sé tantas cosas, que ahora, prefiero no buscar las respuestas. Y puede que me vuelva loca y necesite gritarle al mundo lo difícil que es vivir con un recuerdo como el tuyo, pero me quedaré sin voz, sin ese rencor malnacido y puede que entonces, y solo entonces, te olvide un poco más y piense en lo fácil que podrian ser las cosas si yo nunca me hubiera dedicado a quererte, a querer tenerte, y tu no te hubieras cruzado en mi camino.
Un giro de 180º.
Qué tonteria. Que estupidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario