martes, 6 de octubre de 2009

Gasto de energía

¿Sabes? Hoy he ido vestida igual que el último día que nos abrazamos, igual que el último día que me fije en el color de las rayas de tu camiseta de manga larga y fina. Igual que el día en que nos quedamos mirando al semáforo, engañadonos, haciendonos creer que no intercambiabamos miradas. Claro, de distinto tipo. Tú te quedabas con mi sonrisa y yo con las ganas de tenerte un poco más, una hora más, como mínimo, frente mío. Hoy he ido vestida igual que ese último día, aunque con el collar de plata que me regaló mi madre cuando aún iba al colegio sobre mi cuello. Sólo ha cambiado eso, eso y el añadido de unos cuantos meses que han sido suficientes para que tenga motivos suficientes para escribirte esto. Bueno, de todas formas, quiero creer, aunque siguieramos teniendo contacto, te escribiria otro tipo de cosas diferentes a estas.
Intento que esto no me de pena, y que no me canse. Pero es inevitable. Hoy, y más que nunca, estoy cansada, agotada. Mejor dicho. No entiendo por qué tengo tan pocas fuerzas, por qué cosas como la simple tontería de ir vestida como aquel día gasta parte de mi energía y ocupa su no merecido espacio en mi mente, que ya está saturada de demasiadas cosas que, como no, desembocan en un malestar que no sé mejorar ni con tilas calientes.
Espero que la próxima vez no piense lo mismo, pero lo dudo. Para ciertas cosas tengo una memoria increible. Tú has sido participe de ello.
Pues bien, creo que hasta aquí hemos llegado. Ya está bien por hoy, por octubre, por mí.
Me faltó autoregalarme unas cadenas que ataran estas manos cuando comienzan a estar predispuestas a escribir(te). Y no sé si estoy a tiempo de comprarmelas en la tienda de toda la vida, o negarme a ello, negarme ante lo inevitable.
Y tú no puedes ayudarme.

1 comentario:

  1. "Hasta aquí hemos llegado"
    Creo que es la frase más difícil de decir de la historia.

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