domingo, 18 de octubre de 2009

Mi punto débil

Mis puntos débiles se resumen en la tercera sesión de cine de un sábado otoñal, que ya pinta de noche, que ya la luna se anticipa, que ya los abrigos abrigan cuerpos fríos. En ese punto débil (re)caigo y te escribo. Sólo me basta un mensaje de más de 160 caracteres que no quiero abreviar para que tú lo leas con total claridad, y sientas querer contestarme. Pero no. No miro durante cientoveinte minutos la pantalla de mi teléfono, pero sí después, con la asquerosa esperanza de que tú me contestes con tus típicas frases, con tus típicas contestaciones, vamos. Pero no.

Entonces ahí es cuando me digo que no volveré a escribirte. Que ya no me hará falta que te acuerdes de mí una vez al mes. Que no sé por qué (te) escribo esto y por qué aún me visitan las dudas de si enviartelo, o de no hacértelo llegar nunca.

Harta estoy de mis puntos débiles y de dar más de lo que debiera dar. De escribir más de lo que cualquiera que me conozca un mínimo me aconsejara. Pero si no me entiendo en esos puntos débiles, cómo entenderme mientras escribo esto.

Te dejo, a modo de resumen, la imagen que ven MIS OJOS antes de dormir, en días de lluvias. En domingos más o menos tristes.

1 comentario: