jueves, 8 de octubre de 2009

Un día como ésos

Como el día en que me compraron mi primer top interior y posteriormente, mi primer sujetador. Como el primer diez en inglés e historia y el primer ocho en educación física. Como una madrugada rota por un regalo sorpresa de feria de mi hermano. Como las primeras castañas del otoño y el primer chocolate caliente del invierno. Como la careta de Bella de aquel año en la Plaza Mayor. Como el primer paseo en barca y la primera vez que vi un lago desierto. Como la primera vez que acabas un album con los cromos completos. Como los lunes a las doce y media de la tarde, donde un regalo nuevo me esperaba en la estantería más alta de mi cuarto: las golosinas que mi padre me compraba en el kiosco, esos cromos tan ansiados, o cualquier otra cosa que me robaba más de tres sonrisas por segundo. Como el día en que me regalaron el único pato de mi vida. Como el día en que me di cuenta que todavía quedaban muchos cursos por estudiar en el colegio. Como el día en que soplé ocho velas. Como el día en que me vestí de blanco y fui la más admirada de todas. Como el día en que hice una tarta una hora antes de asistir a una boda. Como aquellas manchas en la cocina y la alegría en la cara de mi hermano. Como el día en que se cayó mi primer diente de leche en una rebanada de bimbo. Como el día en que me hicieron dos tirabuzones en el pelo y me sentí diferente, más guapa en aquel espejo. Como el día en que me compré el peto azul y la camiseta blanca con lo que me sentía mucho más mayor. Como el día en que aprendí a desenredarme el pelo con paciencia y a hacerme coletas altas. Como el día en que me sentí hermana mayor de un primo pequeño que me daba su cariño y me esperaba a la puerta del colegio. Como el día en que cogía a un bebé por primera vez. Como el día en que cambiaron mi cuarto y pareció más grande, más espacioso. Como el día en que me quedé leyendo al sol, esperando a que mi madre saliera de un examen importante en un instituto y a su vez, éste, me parecía algo lejano, algo, quizá, que yo no viviría después.
Todos esos días fueron importantes para mí, mucho. Y todos quedan bien guardaditos en mi memoria. Y como todos esos días, como todos ellos, quiero ser igual de feliz. No hace falta que sea ahora, no quiero ser exigente. Sólo espero que relativamente pronto pueda escribir sobre algun día similar a este, en el que es imposible sentirte más feliz por el momento en que te encuentras viviendo, por lo que estás haciendo, o con quien lo estás haciendo.
Por volver a vivir otro día como ésos.

1 comentario:

  1. Quizá lo que hay que hacer es vivir cada día como si fuera uno de esos que has descrito...

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