lunes, 14 de septiembre de 2009

De la tristeza, obras de arte

Algunos dicen que el arte nace de la tristeza, otros, que del amor, otros tantos, dicen que las obras maestras son fruto del entrenamiento, de la experiencia directa e indirecta, de los olores que cierto día penetraron en nuestros sentidos, de las montañas aparentemente más bonitas o de cosas, sentimientos o palabras que se contradicen.
Yo creo que el arte, el arte más puro y más inflamable, es el que nace después del dolor, durante el dolor, e incluso segundos antes de ese mismo dolor. Creo que la tristeza, que es capaz de ser expresada de muchas maneras que la alegría o la felicidad, hace que creemos frases que, leídas un tiempo después, cuando todo está más en calma, nos hace tiritar, se nos parte un poco (sólo un poco) el alma, y vemos cómo hemos sido capaces de reconstruir ciertos trozos del pasado que hizo de nuestros días, añicos insalvables.
De la tristeza, del daño causado, autoimpuesto o inesperado, nacen palabras que llegan al epicentro más perfecto del esternón de cada uno de nosotros, al talón de Aquiles, a nuestras muñecas, a la parte posterior de nuestras rodillas, y a todos los poros de nuestra piel.
La pena provoca que escribamos sin demasiado miedo, sabemos que escribamos lo que escribamos, volcaremos porciones y porciones de nosotros mismos en ellas, y nos valdrá, aunque también sepamos, al cien por cien, que cada palabra será nuestra, y que nosotros estaremos expuestos, ahí, en cada letra, en cada acento, en cada signo de interrogación/exclamación, etc; cual maniquí recientemente vestido en escaparates de otoño.
Yo creo que del dolor, pueden escribirse muchas cosas bonitas, aunque no suene lógico, pero hasta qué punto me desecharía yo de cosas que duelen, aunque para ello, también tenga que deshacerme de un léxico que nos provoca desaliento, lágrimas o insomnio.
Hay cosas que duelen y más vale no escribirlas. Y hay otras que nos inspiran, y nos inculcan el valor de escribir y de creernos un poco artistas, aunque sólo sea un poco, y aunque sólo dure un momento.

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