viernes, 11 de septiembre de 2009

En la oficina, te deseo

Acaríciame el cuello.
Desátame la ropa.
Alísame la piel.
No cortes mis alas.
No me quieras poco.
Llega tarde, (pero) llega.
Quédate esta noche.
Límpiame la pena.
Tira lo que sobre.
Recoge mis risas.
Guárdatelas.
Esconde mis temores.
Rodea mis tendones.
Y no me compres flores.
Mándame palabras.
Pierde los relojes.
Ámame.
Respeta mis tiempos,
adminístrate mis horas.
Aparece en mis tardes,
y deseame por las mañanas.
También los domingos,
los días de soles,
de nubes alegres,
de días abiertos,
hambrientos,
frescos.
Quiéreme.
Pronúncialo.
Escríbelo.
No lo firmes, pero asegúralo.
(de alguna forma).
Espérame.
Recógeme cuando termine,
cógeme de la mano,
con cariño, calor, mimo.
No te sueltes de mis dedos.
No abras tus manos,
ni bajes tus párpados.
Mírame.
Porque yo te dibujaré sin verte.
Y estaré presente.
Por tenerte, y contigo.
Si tú quieres, (claro) y por siempre.

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