domingo, 20 de septiembre de 2009

Sus ojos felices

Tiene los ojos bonitos. Yo diría que casi mágicos, y sólo los miré una vez. Después, el resto de las veces, por fotografía. Y en todas me pierdo. Busco su mirada, busco mirarme en él. Y después me digo lo tonta que se puede llegar a ser una misma buscando lo no inventado en una foto en blanco y negro, o a color. Poco importa.
Muchas disfrutarán de su mirada sin que él lo sepa. Y él se perderá en las pupilas de otras que tampoco lo sabrán. Yo, mientras, seguiré pensando por qué a veces me cruzo con personas como él, que tienen los ojos expresivos, con un marrón que hipnotiza y con tres de los cuatro sabores que nos hacen vivir: dulce, salado y ácido.
Y es que puedo inventarme cómo pueden ser sus miradas en momentos diferentes. Me puedo imaginar un encuentro en la Puerta del Sol o en Atocha y pensar que él me mirará con dulzura en los ojos, precedida de una sonrisa que calmará los nervios (o no). Y yo, tal vez, sólo sepa mirarle de la manera más vergonzosa de todas, hasta que me diga que debo estar tranquila, que hace frío, que entremos en una pequeña cafetería, que calentemos nuestras manos y nuestras papilas, y que nos apresuremos a hablar de las miradas que han formado parte de nuestras vidas.
Yo sé que puedo inventarme mil cosas que no sucederán jamás, pero a veces invertir tiempo en cosas así, hace que sonriamos, y que le contagiemos esa alegría a nuestros ojos.
Por último ,¿qué puedo decir? que mirando estos ojos no me los imagino tristes, no puedo.
Sus ojos, marrones y felices. El lugar donde a más de una persona le gustaría perderse. Seguro.

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