jueves, 3 de septiembre de 2009

Sílabas que no sonaron

Me gustan las palabras inercia, innato y sol. Pero no me preguntes si existe relación entre ellas, porque no lo he pensado, ni lo quiero pensar. No sé tocar el piano, no aprendí a tocar la guitarra y nunca me gustó (demasiado) la clase de música en el instituto, aún así, no paro de escuchar música. Música que me duele, y me duele porque me recuerda a ti, porque la última canción de uno de tus posibles cantantes favoritos, está hecha a nuestra medida, o mejor dicho, a mi medida, aunque es esto lo que tú deberías sentir. No sé si la has escuchado, si pones o no la radio en tu coche cuando llevas a tu novia al cine o la pones en casa cuando estás a punto de dormirte. El caso, (el puto caso) es que llevo cerca de un mes escuchando esa canción por la que suspiro, por la que me pierdo entre paisajes que no son tú, y me pierdo también en esa voz y en esas palabras que me hacen recordar el daño que me has hecho sin pretenderlo (o tal vez sí, pero ya no lo sabré). También me hace pensar en tu libertad, en tu capacidad de afectarme, y gasto tiempo inútil en pensar cómo hubiera sido todo si aquella vez nos hubiéramos visto, o si tú hubieras reaccionado antes de mi llamada, o si, simplemente, hubieras escupido tu orgullo a algún río helado de la sierra de Madrid y hubieras dicho sílaba a sílaba: "Vol-va-mos a em-pe-zar". O cualquier otra frase que hubiera sonado a algo parecido. Pero no.
También esa canción, al escucharla, me pienso que tú la escuchas y mi nombre o mis ojos o mis pómulos aparecen ante ti, e imagino que me imaginas, pero al segundo de que ese pensamiento se instale en las parcelas de mi memoria, ya me digo lo estúpida que parezco, y lo estúpida que también puedo llegar a ser. Y todo porque me quiero inventar otra historia, o quizá porque necesito otro libro donde sumergirme, un libro que no contenga palabras como: castaño, ojos, especial... Porque una vez creí, que además de tus ojos castaños, todo tú eras especial. Ahora siento que he podido equivocarme. Aunque el mayor error de todos ha sido esperar más de ti. O lo justo, pero que a fin de cuentas siempre ha resultado ser: más de la cuenta.
También me olvidé de cómo jugar al ajedrez, y nunca sentí afición por las damas. Supongo que soy mucho más simple que todo eso, y al final de todo, me quedo con el parchís.
Cómo ves, o no aprendo u olvido, a excepción de tu voz. Claro.
Tu voz.

2 comentarios:

  1. ¡Cuánto tiempo! A pesar del verano, todavía sigues pensando en él... Ains, supongo que es normal. Como ya dije, seguramente llegará el día en que lo olvides y hasta tú misma te sorprendas. Toca esperar.

    Ánimo. Saludos ;)

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  2. no... no lo olvidarás... yo no he olvidado a ninuna de ellas.

    Tan solo he aprendido a vivir con sus recuerdos y sus fantasmas.

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